La comparación entre Gran Vía y Broadway o West End, de un tiempo a esta parte, se ha instalado en el imaginario colectivo. Y es una cosa que ha ocurrido no solo como parte de una promoción consistorial: sea porque el mensaje ha calado desde las instituciones o sea porque es cierto, la Gran Vía de Madrid (y toda la escena teatro-musical) es una gallina de huevos de oro.
La productora SOM Produce ha informado y ha comparado: solo en 2018 los musicales de Madrid recaudaron 110 millones de euros por los 103 que recaudó el cine español. Es decir, 7 millones más.
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El dato, por otro lado, no debería servir como acicate para alimentar la competitividad ni como argumento para las diatribas relativas a las subvenciones cinematográficas. A fin de cuentas, nadie debería poner en duda la compatibilidad entre cine español y teatro musical.
En cualquier caso, la noticia debería servir —más que para comparar dos sectores independientes— para poner de manifiesto y medir el buen estado de salud del que gozan los musicales en Madrid. En palabras del productor José María Cámara: para consolidarse como “la capital mundial de los musicales en español”.
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