
Con un smartphone en la mano cualquiera (con algo de tiempo) puede plantarse hasta en Matalascañas, pero ¿cuál era la situación hace cien años? Pues una muy diferente en la que hacía falta orden y concierto. Era el siglo XIX y el callejero de la ciudad era un caos. Calles que compartían nombres y números que empezaban al tuntún.
Orientarse en Madrid hace doscientos años podría recordar a las (actuales) confusiones entre despistados que hacen pensar que el distrito de la Latina es el barrio de la Latina o que la parada de metro de Manuela Malasaña está en Manuela Malasaña.
El kilómetro cero de España tiene que ser por imperativo categórico el kilómetro cero de Madrid. Eso pudo ser lo que pensó José Vizcaino aka el Marqués viudo de Pontejos aka el primer alcalde constitucional de Madrid
José Vizcaino puso en marcha algo no tan novedoso (presente en prácticamente todas las ciudades), pero sí sumamente práctico. La Puerta del Sol sería el lugar del que nacerían los números de todas las calles.
Desde ese momento, la numeración de las calles parte del punto más cercano a la Puerta del Sol y asciende conforme el recorrido de la calle va alejándose de Sol. Dicho de otra forma: partiendo desde cualquier punto de la ciudad, si buscas el número 1 de cada calle, la teoría dice que acabaríamos en la Puerta del Sol.
Y también la numeración por pares e impares
Dice el Ayuntamiento de Madrid sobre este alcalde: “El alcalde Joaquín Vizcaino viudo de Pontejos, en el corto periodo de dos años mejoró la limpieza de las calles, el alumbrado de gas y el empedrado. Se cambió la numeración de las casas, se plantaron árboles y se rotularon las calles con nombres oficiales”.
Y adicionalmente se creó otra norma orientativa y destinada a exterminar el caos: partiendo desde Sol, los números pares estarían a la derecha y los impares estarían a la izquierda.