La de Nello y Patrasche en Amberes (Bélgica), la de Hachiko cerca del cruce de Shibuya en Tokio o la del perro Bobby en Edimburgo: son muchas las ciudades que homenajean con una escultura a algunos de sus ciudadanos más ilustres y queridos, los perros, cuya historia o leyenda guarde una estrecha relación con la de la propia ciudad. Y Madrid, que hasta ahora tenía el can y tenía la historia, desde ayer cuenta con una estatua dedicada al perro Paco, un perro callejero que se convirtió en toda una celebridad del siglo XIX.
En el marco de las fiestas de San Antón, patrón de los animales, el Ayuntamiento de Madrid ha inaugurado este lunes el monumento al perro Paco, «un ilustre de nuestra ciudad y, en palabras más actuales, uno de los primeros influencer, cuya fama se extendió gracias a la prensa de la época», explicó el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.
El homenaje, por otro lado, ha sido impulsado desde la Asociación Nuevo Rastro de Madrid y la Asociación de Comerciantes del Barrio de las Letras, y con él se pretende no solo rendir tributo a este animal en concreto, sino a todos los perros. De ahí hacer coincidir su inauguración con la festividad de San Antón.
La historia del perro Paco
El perro Paco (cuya historia cuenta más en profundidad Santiago Gómez-Zorrilla en Gran Madrid) se hizo famoso por frecuentar el Café de Fornos, punto de reunión de intelectuales de la época como Azorín, Manuel Machado o Pío Baroja. Allí fue donde conoció al marqués de Bogaraya, lo que le abrió las puertas del Madrid más noble y sus círculos.
También era habitual encontrarlo en la plaza de toros, donde solía saltar al ruedo para deleite de los asistentes. Fue precisamente allí donde se le pudo ver por última vez: en el verano de 1882 la estocada de un torero acabó con su vida y, tras permanecer expuesto un tiempo en una taberna de Madrid, fue enterrado en una ubicación que no está del todo clara a día de hoy.
Lo que es seguro es que el perro más famoso de Madrid ha vuelto a las calles para quedarse, esta vez en forma de estatua de bronce fundido. La obra es del escultor Rodrigo Romero y se puede encontrar en la calle de las Huertas, 71. A los pies (o mejor dicho, las patas) del animal se puede leer la inscripción: «Al perro Paco: perro castizo y único de la historia local de Madrid, amigo de literatos, artistas y personalidades de finales del siglo XIX».