Caliente por fuera y frío por dentro: no, no es una adivinanza, aunque la formulación de la frase pueda invitar a pensar que sí lo es. Es una descripción más o menos acertada de uno de los productos más sorprendentes de la temporada (con el permiso de los pollofres): los “hot-polos”.
Un poco contra el mantra o el dogma de que algunos negocios (no se nos ocurre un mejor ejemplo que una heladería) son estacionales, desde Loco Polo se han revelado. Se han rebelado y han creado un producto susceptible de enamorar a todos los públicos. Y la mención a la direccionalidad del producto va con toda la intención del mundo: los “hot-polos” pueden ser devorados por diabéticos, celiacos o veganos.
El producto, por cierto, es una especie de polo recubierto por una base de cruasán, tiene forma de napolitana y se tuesta en un grill. Se puede comer de tres sabores (nata, chocolate y fresa), es artesanal y se hace con materias primas naturales, sin conservantes ni colorantes. Y si te lo preguntas, en Madrid lo puedes probar en Mesoneros romanos, 10 y en Fuencarral, 40.