El broche final de la última verbena del verano madrileño, las Fiestas de la Melonera, tendrá un tinte reivindicativo y medio surrealista que despedirá la estación más cálida del año con una demanda colectiva: el derecho a usar la calle para hacer fiesta.
Y la Romería predica con el ejemplo: la celebración aúna música, baile y disfraces para fomentar el uso cultural de la vía pública, para utilizar el espacio común como lugar donde expresarse a través de la diversión.
«Es una “romería rara” porque no tiene santo ni virgen», explica su página web. «No tiene barrio, ni pueblo ni raíces en la tradición. Sólo tiene una comunidad diversa y sus ganas de cambiar el mundo (aunque sea sólo un rincón) a través de la fiesta».
El domingo 15 de septiembre una comitiva de «colectivos artísticos, comunidades de baile, crews de djs y asociaciones de todos tipos» bailará y desfilará por Madrid Río (partiendo de la Explanada Multiusos a las 18:00 h). La Romería de los Voltios abandonará de esta forma, danzando y reivindicando, el estío de la capital.