El paseo es quizás el elemento unívoco que define la impersonalidad aparente de las ciudades modernas. Casas de apuestas, bancos con nombres teutones, repartidores de comida rápida en bici, turistas arremolinados alrededor de un guía que lleva un paraguas de colores llamativos.
El contenido de ese tour se suele dar por hecho: tal mártir murió aquí para que vivamos como vivimos, ese arco en realidad tiene otra función y el nombre de esa plaza hace referencia al hecho que efectivamente le da nombre.
Sin apelar a la idea de que las apariencias engañan, pero con un mensaje más complejo (como mapear la ciudad de otras maneras que van en contra del discurso hegemónico), Madrid se llenará en junio de rutas que nada tendrán que ver con los atractivos turísticos de la plaza Mayor.
El 1 de junio (y hasta el día 28) empieza a celebrarse la tercera edición de Nos separa el puente y el río, las rutas que en realidad son unos tours por las vidas de quienes las guían y no tanto por la monumentalidad o la historia o lo anecdótico de la ciudad. Y puedes consultar toda la información y la forma de reservar tu plaza en su Instagram.
Una forma de pasear
Laura Nadeszhda, además de mediadora cultural y artista multidisciplinar (“la palabra maldita”, dice entre risas) es creadora y coordinadora del proyecto (al frente de la parte gráfica está le ilustradore Kimo). Cuando es preguntada, en conversación telefónica, por las motivaciones que encuentra para hacer la ruta, dice con la ilusión saliéndose por la boca: “tengo muchas cosas que decir”.
Alguna de esas cosas es el porqué del nombre, que apela a una canción del cantante murciano Marcelo Criminal: “que no tiene nada que ver con el proyecto, pero ese verso me gustó. Dice “nos separa el puente y el río, pero aún estamos más cerca” y me parecía que conectaba con la esencia del proyecto”.
El bautizo tuvo lugar hace tres años, cuando se celebró la primera edición. Casi a cada paseo o a cada paso, se han ido incorporando novedades.
El proyecto nació con esos tours por la ciudad que en lugar de enfocarse en la monumentalidad se enfoca en la vida de los guías, sí, y a esas cosas se le han ido añadiendo pasaportes que fomentan la asistencia y que se transforman en regalos.
O una relatoría gráfica que consiste, en esencia, en que a cada guía le acompaña un ilustrador o una ilustradora que convierte el paseo en una historia visual.
La revolución desde lo íntimo
Laura Nadeszhda cuenta que al acabar cada ruta hace un picnic (y usa a propósito la palabra picnic y no la expresión tomar algo): “Quiero que cada une tenga la posibilidad de compartir con les demás sin consumir. Pasar un rato en el parque, habitar el espacio público. No quiero que se vincule el proyecto con el consumo”.
Una idea que rima con otra que define el proyecto “el mapeo de la ciudad de una forma que va en contra del discurso hegemónico”. Contra la hegemonía, por ejemplo, de las grandes historias: “Lo personal está relegado a lo anecdótico, vinculado a lo pequeño, a lo femenino y no se aprecia la belleza que hay en eso”.
Lo personal es para Laura Nadeszhda una forma de periferia. Y la periferia como tal es un elemento indisociable de los paseos: “no quiero que todos los paseos estén en el centro. Estamos fomentando el descubrimiento y la exploración de otros distritos”. Prueba de ello es que este año se visitarán zonas como Vicálvaro, Vallecas o Vicente Aleixandre.
Un escritor nobelizado, que no fue Vicente Aleixandre, escribió de un puente sobre el río Drina; otro puente cercano, el que cruza el Neretva, fue símbolo de Yugoslavia, se destruyó y se reconstruyó; uno de los que pasa por encima del Manzanares es todavía protagonista de las canciones alusivas a la resistencia.
El puente y su dimensión metafórica –la dimensión metafórica de su destrucción en los casos anteriores– es casi infinita. Madrid, por ejemplo, tiene puentes que no sirven para cruzar ríos. Se les llaman scalextric o son de hormigón y se les conoce por otros nombres o unen el interior con el exterior de la M30 o son per se historias personales que están indisociablemente ligadas a la ciudad. Como un puente a su no-río.