No está solo: otras cuatro obras de arte efímeras toman más puntos de la ciudad.
Tus ojos no te engañan: hay un gato gigante plantado en mitad de la plaza de Callao. Ha venido sin avisar y, con tanto revuelo, no le ha dado tiempo a presentarse: se llama Balance, mide tres metros y está hecho de fibra de carbono. No te asustes, que no hace nada.
El creador de Balance es Sabek, un artista que nos ha dejado aquí a su felino durante un tiempo muy limitado (solo hasta el 4 de marzo, por desgracia). Sabek, movido por su reflexión sobre la relación entre humanidad y naturaleza, ha tenido la ocurrencia de dejar al minino en un lugar de paso muy frecuente para los otros gatos madrileños: los que caminamos rápido, vivimos a tope y regamos cada frase con un «mazo» a modo de adverbio.
Lo que no tenemos tan claro es por qué hay un polo de mármol en Alonso Martínez. Con la pinta que tiene y Juan Miguel Quiñones, quien lo ha ideado, no nos deja probarlo. Aunque parece que alguien le ha dado ya un buen mordisco a este helado de 2,5 metros.
No es que Sabek y Quiñones hayan tenido la misma ocurrencia, es que una de las citas imprescindibles de la Semana del Arte Contemporáneo madrileña, Urvanity, ha colocado cinco obras de arte efímeras en las zonas más calientes de Madrid.
Gatos y polos aparte, también se han materializado unas ilusiones ópticas en la calle Fuencarral, junto a la Gran Vía, que llevan la firma de 1010.
No muy lejos de allí ha aparecido una pequeña ciudad en ruinas titulada Follow the leaders que Isaac Cordal ha dejado en el Colegio de Arquitectos de Madrid para recordarnos los peligros de este capitalismo feroz en el que estamos sumidos.
La última de las obras es la estructura de lana e hilo de la calle Argumosa, elaborada por la mano de Moneyless.
Dada la cercanía de todas estas obras, separadas por distancias de pocos metros, con salir a la calle puedes visitar este museo de arte contemporáneo al aire libre sin pagar ni un solo euro.
Foto de portada: @laura_by_fotografia