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La Ardosa
Bodega La Ardosa. Madrid. 22:30 horas de la noche. Solo faltan treinta minutos para el cierre definitivo del local más antiguo de la zona, cuando de repente, un Paco pletórico, alegre y lleno de lágrimas que brotan de sus ojos sin freno abre la puerta con fuerza y entra al bar sujetando un trocito de papel – que no suelta para nada – mientras mira a sus camareros, esbozando una sonrisa que no le cabe en su ancha cara. En el trozo de papel de forma rectangular se puede ver un número en negrita: 13520. ¡Nos ha tocado! ¡Nos ha tocado la Lotería!
El griterío, las lágrimas de alegría y la tensión acumulada durante este tiempo – descargada en estos momentos de júbilo – por todos los compañeros, se manifiesta como un tsunami en el interior del bar. Se sacan botellas de vino, de champán, pintas de cerveza y multitud de comida, que corre por cuenta del dueño.
—¡Nos ha tocado la lotería, amigos! —repite Paco, gritando a los cuatro vientos—. En estos momentos, somos las personas más felices de este mundo. Han sido días muy duros desde que supimos que nos iban a desahuciar y he de comentaros que Bodega La Ardosa no cierra. Seguiremos dando guerra por mucho más tiempo. El número, que coincide con la fecha del desahucio, ha sido nuestro mayor acierto y alegría. ¡Por La Ardosa y por todos nuestros clientes! ¡Por siempre, queridos camaradas!
– Alberto Ibáñez, lector de Madrid Secreto.
Carta a un amor imposible, como tantos otros…
Bichín, te escribo sentada desde la terraza de uno de los bares más míticos de Madrid, el cual ahora, en la más absoluta soledad, me siento y miro cómo con no tanta prisa preparan chocolate a la taza y sus inseparables churros y porras, ¿y sabes qué?
Pagaría mil veces este desayuno a las 6 de la mañana, con tal de volver a besar tus labios manchados de chocolate ante las miradas atrevidas de los camareros, risas locas y borrachos de alcohol.
Pagaría mil y mil veces más por que fueran las 05:59 y verte entrar por esa puerta, con esa sonrisa tan tuya, con esos rizos que me vuelven loca y chistarte y que me mires como si fuera una desconocida y casi ni llegues a la mesa del pedo descomunal que llevas…
Que gracias a estos camareros por levantar las calles, por dejarnos entrar, por alegrarnos lo que queda del final, del final de esa noche, de pedir dos tazas con sus correspondientes porras y disfrutarlas y de risas mil, de terminar todo, levantarnos e irnos, sin antes pagar nuestro cometido…
Y, yo…
Tan ingenua y despistada que el camarero me repite el precio total: «Seis euros, señorita». «¡Disculpe!», le digo.
«Son doce euros, ¡somos dos personas!». «No, señorita», insiste el camarero a la vez que me muestra el ticket. Giro la cabeza y no veo más que fantasmas a mi alrededor. «Aquí tiene…».
«Gracias, ¡que pase un buen día!».
Marcho con media sonrisa en la cara, de esas tristes que rompen el alma, y al salir me doy cuenta de que solo estabas en mi cabeza y salgo decidida por la puerta a comerme el mundo, a buscarte y a comerte a ti, pero a besos…
– Sara Jiménez, lectora de Madrid Secreto.
Se sugiere en una imagen
Se sugiere en una imagen aquello que es y no puede ser.
Se sugiere la distancia en la cercanía,
la amistad en las relaciones,
el amor en el compartir,
en el dar y en el recibir.
Se sugiere en una imagen,
eso que este tiempo no me deja hacer,
la cercanía que anhelo, la distancia que me separa,
el amor que siento; malma estrellada.
Se sugiere en una imagen,
que sólo el océano nos separa,
que agosto sería septiembre, y ahora octubre
y ya ni sabemos si será noviembre.
Se sugiere en una imagen,
que mi amor vive en Madrid,
que no caminaré con él por el empedrado que nos distingue,
que nos hace quienes somos.
Se sugiere en una imagen que no brindaremos,
que no nos amaremos.
Se sugiere en una foto que Buenos Aires está lejos
y que este año al bar mi amor irá sin mí.
Se sugiere en una imagen, que no sugieran
sugerir sin posibilidad de medir el tiempo,
duele.
– Mariana Guarna, lectora de Madrid Secreto.
📸 La foto seleccionada ha sido extraída del libro Retrato de Madrid, de Javier Aranburu, ya a la venta en librerías.
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