¿Por qué lo llaman beber cuando quieren decir vivir? Así podría resumir Laura S. Lara su fascinación por los vinos de Madrid. Esta sumiller y periodista madrileña especializada en gastronomía, da rienda suelta a su entusiasmo en el Cocinillas El Español, como colaboradora en Telva y ICON y como asesora de la marca de vinos Cría Cuervos.
Laura ha dedicado su última etapa periodística a nutrir su faceta vinícola y, tras un tiempo de formación, se dio cuenta de que comerse el mundo estaba bien, pero bebérselo estaba aún mejor. Así lo resume la madrileña: «Trato de acercar el mundo del vino a todos los públicos partiendo de una perspectiva sencilla, útil y divertida. Al fin y al cabo, el vino está concebido para disfrutar».
Y eso hemos hecho: saborear las historias que Laura ha compartido para Madrid Secreto, como que, gracias a la industria del vino de Madrid, fue posible construir la puerta de Alcalá y la de Toledo.
¿Qué opinas de los vinos de Madrid? «Aquí se elaboran vinos blancos, tintos, rosados, espumosos y una categoría propia de vinos orgánicos y naturales llamada sobremadre. Se están haciendo cosas que merecen ser contadas. Muchas bodegas han sobrevivido a la desaparición de hectáreas de viñedos por la presión urbanística. Y ahora las nuevas generaciones bodegueras están trabajando por recuperar el estatus vinícola que tuvo hace siglos. La D.O. Vinos de Madrid es joven sí, pero prometedora. Madrid cuenta con vinos modernos e interesantes».
¿Cuál es el secreto de nuestros vinos? «Uno de ellos es su uva autóctona malvar, y un estilo de elaboración propio, el sobremadre, a la altura de los aclamados Orange Wines, tan de moda hoy. La elaboración de los sobremadres lleva siglos haciéndose en Madrid y comparte con los vinos naranjas del Cáucaso la tradición ancestral y la fermentación de la uva en contacto con sus pieles o madres (‘skin contact’). Otro de los secretos es la Ruta del Vino de Madrid, la última en sumarse a la prestigiosa marca de enoturismo Rutas del Vino de España«.
¿Qué Denominaciones de Origen encontramos en Madrid? «La provincia está surcada, de norte a sur, por seis vías fluviales de la vertiente del Tajo y son los que marcan las cuatro zonas de viñedo, cuatro subzonas vitinícolas dentro de la D.O. Madrid: Navalcarnero, Arganda del Rey, San Martín de Valdeiglesas y el Molar. La mayoría de la producción de vino madrileño se centra en tintos jóvenes, blancos, rosados, especialmente en Navalcarnero y los característicos sobremadre. Los vinos de Madrid presentan unas características particulares: alta graduación alcohólica media (14º, los tintos y 12,5º, los blancos), mucho color y aromas a fruta madura y compota, blancos con matiz a pera y manzana y una acidez media-baja».
¿De dónde procede la tradición vitivinícola? «La historia de los vinos de Madrid se remonta al siglo XII y, pese a la filoxera y la presión urbanística, esta tradición se sostiene en una denominación de origen marcada por la sostenibilidad. Tal era el reconocimiento en el siglo XV, que Madrid aprobó medidas proteccionistas para evitar la venta fraudulenta de vinos de otras procedencias, que entraban por el Camino de Vinateros y se vendían en la Plaza Mayor. Las medidas contemplaban un impuesto de importación al vino de otras regiones. Gracias a la recaudación de este arancel se construyeron la Puerta de Alcalá y la Puerta de Toledo».
¿Qué hizo entonces tambalear el sector? «Siglos después, la filoxera y la Guerra Civil acabaron con más de la mitad del viñedo madrileño (de 60.000 Ha en 1914 a unas 30.000 Ha en 1939). Después llegaría la presión inmobiliaria y la fama de los Riojas y Riberas en los 60 y 70. Ya en los 80, empezó a florecer nuestra cultura gastronómica y llegó el reconocimiento en 1984 de la denominación específica Vinos de Madrid y el Ministerio de Agricultura registró la D.O. en 1990″.
¿Y cuál es la tendencia hoy en día? «Desde el reconocimiento, empezó lo que podríamos llamar el ‘nuevo vino de Madrid’ y la recuperación de su antigua reputación. Actualmente, la D.O. cuenta con 8.528 Ha de viñedo repartidos en 12.387 parcelas con 3.038 viticultores que las cultivan. Eso significa que los viñedos de hoy representan poco más de un tercio de lo que había en los años 80. ¿Y sabéis por qué? Efectivamente, por el la presión urbanística de la capital. Eso sí, tenemos poca producción, ¡pero es excelente!»
¿Qué otros secretos atesoran los vinos de Madrid? «Los orígenes de la ciudad han estado ligados al agua y los acuíferos de Madrid siguen siendo un preciado recurso. Hasta mediados del siglo XIX, los madrileños se abastecían de las aguas subterráneas mediante los llamados ‘viajes de agua’, que también nutrían el entorno de la puerta de Atocha, en su momento un gran campo de cultivo (por algo la calle Huertas se llama así), y también de viñas. El arcipreste de Hita, Jorge Manrique, Francisco de Rojas, Juan Ruiz de Alarcón, Lope de Vega y Cervantes dieron cuenta de las bondades del vino Madrid en la segunda mitad del siglo XV».
Ahora sí, ¿cuáles son los vinos de Madrid que no deberíamos pasar por alto?
- Sacasueños, malvar y viura (Viña Bardela, El Molar)
- 30.000 Maravedíes, Bodegas Marañones (San Martín de Valdeiglesias)
- Muss, de Licinia (Morata de Tajuña, Arganda)
- La Bruja de Rozas, de Comando G (San Martín de Valdeiglesias)
- V Mirlo Blanco, de Valquejigoso (Villamanta, Navalcarnero)
- Garnacha de Viña Bonita, de Bernabeleva, (San Martín de Valdeiglesias)
- El Hombre Bala, de Comando G y Vila Viniteca (Cadalso de los Vidrios)
- Senda, de Las Moradas de San Martín (San Martín de Valdeiglesias).
- El Regajal, tinto Cabernet Sauvignon, Merlot, Petit Verdot, Tempranillo y Syrah, de Viñas del Regajal, (Aranjuez)
- 4 Monos GR10, del proyecto bodeguero homónimo (Cadalso de los Vidrios)