
Recorrer las bodegas de Madrid es las excusa perfecta para conocer mejor los pueblos de la región y también para beber buen vino sin tener que irnos muy lejos. El enoturismo, tan en boga, es también una manera de conocer la historia de Madrid y su vino, que tiene o ha tenido bastantes altibajos. Su época dorada fue con Felipe IV, pero entrado el XX, en 1914, una plaga afectó a los viñedos de Madrid, destruyendo la gran mayoría. El crecimiento y desarrollo de la zona tampoco ha ayudado a la recuperación vitícola, no es hasta finales del siglo pasado, cuando por fin se reconoce la D.O. Vinos de Madrid, en los años 90.
Ahora la conforman 51 bodegas y cuenta con cuatro subzonas reconocidas: Arganda, Navalcarnero, San Martin de Valdeiglesias y El Molar, esta última se incluye desde 2019.
Además, en un alarde de apoyar al sector y dar a conocer la relación de la región con su vino, la Comunidad de Madrid ha tipificado seis rutas históricas enológicas desde el Imperio Romano, pasando por escenas y crónicas de Francisco de Goya, hasta los tiempos del ferrocarril.
1. Cristo del Humilladero

El Cristo del Humilladero es una bodega situada a 80 kilómetros del centro de Madrid y pertenece a la subzona de San Martín de Valdeiglesias. En sus cepas centenarias de la sierra de Gredos madura la uva Garnacha, Moscatel y Albillo con las que se producen unos 500.000 litros de vino al año, cifra que ha disminuido por 100 en 20 años dada la dificultad de cultivo en la zona.
Además, es una oportunidad para visitar una de las joyas de la escultura celta en la península, los toros de Guisando, que se encuentran a escasos minutos de la zona.
Avenida de la Constitución, 0 (Cadalso de los Vidrios)
Visita con cata para 2 y cóctel 25 €
2. Bodegas del Nero

En Chinchón, uno de los pueblos de Madrid que más turismo local atrae, se encuentra la Bodega del Nero, fundada en 1870 y al frente de la cual está la quinta generaciones de bodegueros de la familia. Sus viñas son, según afirman ellos, las más antiguas de la Comunidad de Madrid y su producción es limitada. Su cultivo es respetuoso con el medio ambiente, son vinos ecológicos y en la visita se puede conocer la integridad del proceso de elaboración. Además, la cata incluye probar el queso de la zona.
Calle Don Ramiro Ortiz de Zárate, 6 (Chinchón)
Desde 20 € para dos personas.
3. Real Cortijo de Aranjuez de Carlos III
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El rey Carlos III mandó construir en 1782 la Bodega Real del Cortijo, que está considerada como monumento Artístico Histórico desde los 80 y a tan solo cinco kilómetros del Real Sitio de Aranjuez. Ha sido la proveedora de vino y aceite para cinco reyes y una buena lista de personajes ilustres y nobles. Y afirman ser la única bodega de una Casa Real del mundo. Sus enoexperiencias son de lo más variadas, más allá de las catas y maridajes tradicionales, hay hasta un casino de vinos – juegos de azar animados por sumilleres – y la opción de crear tu propio vino.
Real Cortijo de San Isidro, Madrid
Desde 20 € para dos personas
4.Bodegas Muñoz Martin
Las Bodegas de Muñoz Martin se encuentran en el casco histórico de Navalcarnero desde 1930. Al frente de ellas hay una quinta generación de viticultores que han sabido conjugar innovación y tradición. El recorrido por sus 28 hectáreas de viñedos repartidas entre este pueblo y Villamanta incluye la visita a su cueva y degustación de vinos con tapa.
Calle de la Iglesia, 4 (Navalcarnero)
Desde 9 € por persona
5. Bodega ecológica Luis Saavedra

La Bodega ecológica Luis Saavedra lleva perteneciendo a la misma familia desde el siglo XIX, pero no es hasta finales del XX que se empiezan las pruebas para hacer una producción totalmente ecológica. Para ello, utilizan abonos naturales, sin herbicidas y hacen una vendimia manual.
Está situada en un extremo sur de la Comunidad de Madrid, en la localidad de Cenicientos, a 80 kilómetros de la capital, pertenece a la subzona de San Martín de Valdeiglesias.
Carretera Escalona, 5 (Cenicientos)
24, 90 € para dos personas.
Las bodegas cerca de Madrid no dejan de aumentar en popularidad y diversidad en lo relativo a sus vinos. Han sabido, además, adaptarse y recuperar la tradición enológica de la región que pasó por grandes dificultades por culpa, en gran parte, del desarrollo urbanístico de la capital.