Jueves por la noche. Tu cuerpo te pide salsa, pero la alarma de tu despertador del viernes avanza más deprisa de lo que a ti te gustaría y el “una y para casa” a ti siempre te sale mal. ¿Solución? Ponerte a beber solo en casa no entra en el plan, porque sería tan deprimente como resacoso, pero como siempre, nosotros te buscamos un plan B. Si te gusta la combinación de comida y fiesta, Wanda Café Optimista (C/ María de Molina, 1) te va a encantar.
Nosotros personalmente somos de estómago y mente más cuadriculados y quizá por eso no nos terminó de conquistar la iluminación tenue y la música algo más alta de lo normal.
En nuestra opinión, está pensado para picotear y tomar unas copas antes de empezar la noche en lugar de para sentarte a cenar y charlar. Y aunque fuimos de noche, sí que diremos a su favor que sus cristaleras y su decoración nos gustaron mucho. Son perfectas para sentarte junto a ellas y disfrutar de un largo café. Además, consiguen transmitir esa sensación de optimismo que lleva el propio nombre del local.
Pero como dicen La Bella y la Bestia y Shrek, lo importante está en el interior… ¡De la carta! Y en este caso nos encontramos bastante variedad. El menú tiene pequeños toques orientales, mexicanos e italianos, pero con sabores muy españolizados. Puedes pedir desde unos tallarines thai, un hummus con comino o unos huevos benedictine hasta un salmorejo o unas croquetas de jamón ibérico.
Empezamos con unas cestas de queso gorgonzola y nueces aptas para los menos queseros, porque a pesar de tratarse de un queso fuerte, estaban muy suaves.
Después probamos la ensalada de burrata con tomate, rúcula, tapenade y trufa. La burrata estaba muy cremosa y la mezcla con el resto de ingredientes y el aliño era muy fresca. Después nos pusieron un tartar de salmón del que yo no puedo opinar, porque no soy amiga de la comida cruda, pero que mi acompañante califica como exquisito, muy sabroso y bien aliñado. Tendréis que confiar en su palabra.
De lo que sí soy fan es de las especias, por eso el pollo tikka massala sí lo recibí con los brazos abiertos. Aunque os aviso de que no se trata de la receta original, ya que la salsa es de curry y no pica nada. Está buena, pero quien lo pida ha de saber que no tiene nada que ver con el sabor indio de la receta auténtica.
Lo que sí me sorprendió favorablemente fue la pizza, ya que la masa estaba muy bien preparada. Finisima y super crujiente, con jamón, mozzarella, rúcula y tomate natural.
Y como siempre vengo diciendo, lo que más me gusta de ir a descubrir nuevos restaurantes es llegar al postre, el último bocado suele asemejarse en mi cabeza al “The End” de los grandes clásicos del cine. Y en este caso, la película tuvo final feliz con su cookie de montaña, con coulis de chocolate caliente y helado de vainilla, no apta para compartir.