
Hace poco te adentrábamos en la parte menos conocida de Lavapiés con sus secretos y ahora hemos querido conocer los recovecos más ocultos de otro barrio tan castizo como moderno, la Latina. Conoces su verbena, el Rastro, los famosos caramelos de Paco y alguna que otra anécdota más, pero ¿y que más? Porque créenos, hay mucho más…
- Es el único barrio de la ciudad que debe su nombre a una mujer, Beatriz Galindo. Fue escritora, humanista y profesora de latín de Isabel la Católica, lo que le valió apodo de «La Latina».
- La Latina tiene un jardín secreto y no, no es el de Salvador Bachiller, sino el del Príncipe de Anglona. Está al final de la Plaza de la Paja y se puede visitar a diario de forma gratuita. Pertenece al siglo XVIII y fue ideado por Nicolás Chalmandried, concretamente en 1761. Tanto el resto de arquitectos como los jardineros que trabajaron en él fueron los mismos que construyeron el Parque del Capricho.
- El nombre de la Plaza de la Paja tiene mucho que ver con la Capilla del Obispo. Los cargos religiosos del edificio tenían muchas mulas a las que alimentaban con paja y dicha plaza era el lugar en el que se conseguía el alimento para las bestias.
- En las calles Mancebos, Don Pedro, Almendro, la de la Escalinata, la del Espejo, la de Mesón de Paños y la Cava Baja hay restos de la antigua muralla medieval de Madrid, que fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1954. Estas ruinas datan del siglo IX.
- La Plaza de la Cebada fue testigo de las muertes de Rafael de Riego (ahorcado) y del bandido Luis Candelas, que fue condenado a morir por garrote vil.
- En el número 25 de la Cava Baja se encuentra La Perejila, el local más kitsch de La Latina con una decoración que abarca desde mantones de Manila hasta fotos de Conchita Piquer. Su nombre se lo debe a Agustina González y Romero, una guitarrista ciega que cantaba coplas vestida de negro.
- En el número 42 de la Cava Baja (donde se encuentra ahora Lamiak), estuvo «La mandrágora«, mítico café de la zona que vio nacer la carrera musical de Sabina y de Javier Krahe.
- La famosa Plaza de la Puerta Cerrada se llama así porque en este punto se encontraba uno de los accesos de la ciudad cuando estaba amurallada en el siglo XII. Este acceso era muy estrecho, por lo que se convirtió en una zona frecuentada por maleantes y casi siempre estaba cerrada. La puerta se derribó en 1569 y el nombre se mantiene hasta el día de hoy.