“Es un lujazo asiático”, así es como Margarita Llamas, guía turística que se sale de la norma (solo ha hecho una vez la ruta del Madrid de los Austrias), define el espectáculo floral que tiene lugar en esta época del año. Hablamos de la floración del almendro, un acontecimiento efímero y singular.
Los almendros de la Quinta de los Molinos ya han empezado a sonrosarse. En un mundo tan atado a las circunstancias humanas, que prevé cualquier acontecimiento y que pone fechas límite a cada situación, es casi extraño que haya variables naturales incontrolables. La floración del almendro no es como el solsticio de verano u otros acontecimientos naturales fáciles de fechar. Llamas lanza una estimación y dice que “suele coincidir con la cercanía de San Valentín, pero va cambiando”.
La Quinta de los Molinos
La Quinta de los Molinos (calle de Alcalá, 257) es una de esas joyas verdes que tiene Madrid. Un parque del que se puede decir que no está ni lejos ni cerca del Centro y que alcanza su pico de visitas en comunión con la floración del almendro. Margarita Llamas dice que el mejor momento para visitarlo es entre semana y por la mañana. Los fines de semana se llena de familias que no se quieren perder el espectáculo floral de evocación japonesa. El Ayuntamiento indica que: «el parque está abierto todos los días del año de 6:30 a 22:00 horas».
Llamas se refiere al parque y dice que “es un parque desconocido por muchos madrileños”. Y sobre la diferencia entre hacer esta ruta por tu propia cuenta y hacerlo acompañado de una persona que lleva diez años haciendo de guía por la Quinta de los Molinos, Llamas dice que “explica el origen del parque, cómo surge, cómo lo conseguimos… Y también hablamos del origen de cada elemento: la casa del reloj, el palacio, los molinos que dan nombre al parque”.
La ruta que hace Margarita Llamas dura cerca de dos horas, tiene un precio de 12 euros y para apuntarse solo hay que contactarla. A diferencia de otras rutas (como es normal) la que discurre por la Quinta de los Molinos durante la floración del almendro solo se puede celebrar durante dos semanas al año: el tiempo que dura este espectáculo singular que convierte un icónico parque madrileño en la versión castiza de los alrededores de una capilla Sintoista.