La ciudad es un constante ciclo del eterno retorno: un regreso recurrente a los elementos de años anteriores que con el paso del tiempo se convierten en iconos o emblemas. Como el templete de Antonio Palacios en Gran Vía. O como el color de los autobuses.
La hemeroteca cuando se puede fechar en internet parece otra disciplina diferente. Como una forma distinta de mirar a los recuerdos. De decir: “no recordaba buses rojos en Madrid porque llegué a la ciudad en 2011”.
Un artículo de 2008 de El País dice lo siguiente: “La Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) ha decidido cambiar de nuevo al azul como color distintivo de su flota de autobuses, aunque será un proceso a largo plazo por razones económicas”.
El cambio de rojo a azul lo ejecutó el entonces alcalde de Madrid Alberto Ruiz Gallardón (que conste que la frase va sin dobles sentidos). Los autobuses azules convivieron con los rojos (como los euros y las pesetas) hasta 2015.
Los azules eran propulsados por gas natural y recibían este color cielo (Pantone 286C, para ser más exactos) para informar de que eran menos contaminantes. En 2008 se empezó la adaptación y los autobuses rojos también fueron pintados independientemente de lo contaminantes que fueran (un poco como cuando los zumos Bifrutas se llamaban Biofrutas –sin tener nada de bio–).
Fernando de Córdoba, conocido como Gamusino en redes sociales, escribía lo siguiente en 2010: “El usuario necesita claridad y un aspecto tan poco importante para el servicio cotidiano como el combustible de un autobús no puede ser la máxima identificación del mismo”.
Pero, ¿por qué azules?
La historia cromática de los autobuses de Madrid es casi como la bandera de Islandia: azul, rojo, azul.
El blog de la EMT dice: “Con la creación de la empresa en 1947, y por herencia de la antigua Sociedad Madrileña de Tranvías, EMT comenzó a prestar servicio con autobuses azules, de un tono oscuro cercano al azul marino”.
Luego ese cambio al rojo fue progresivo y se instaló en los buses definitivamente en 1986 –cuando ya todos los autobuses son rojos. La pequeña invasión de los azules llega en 1992, cuando se pone en funcionamiento el primero que funciona con gas natural. Y a partir de ahí el resto es historia.