En un contexto en el que están condenadas a desaparecer, hablar de la instalación de una nueva cabina telefónica suena a anacronismo. A arqueología urbana. Y sin embargo, es un tema que está de actualidad. ¿El motivo? Boadilla del Monte ha instalado hace apenas unos días una cabina telefónica que, lejos de ser escenario de estampas como las de antaño, ahora tendrá un nuevo uso.
Atrás quedó definitivamente el tiempo de buscar calderilla en los bolsillos con una mano mientras con la otra se sujetaba el aparato junto a la oreja: esta nueva cabina no servirá para realizar llamadas, sino para llevar a cabo intercambios de libros «de manera sencilla y colaborativa y promover reciclaje», señala el Consistorio de Boadilla.
La cabina telefónica, cuyo diseño se inspira en las icónicas cabinas rojas de Londres, se ha instalado en el Complejo Deportivo Condesa de Chinchón y permanecerá abierta todos los días de 9h a 22h. No es la primera vez que ocurre: una iniciativa similar se llevó a cabo el pasado verano en Barcelona.
La cabina más cinematográfica de Madrid
En pleno Chamberí –concretamente en la plaza del Conde Valle de Suchil con el cruce de la calle Arapiles– se puede encontrar otra cabina telefónica. Se instaló hace ya dos años y en este caso su función es la de servir de homenaje al cineasta Antonio Mercero a pocos metros del lugar en el que rodó la icónica película de La cabina.
Con la instalación de esta cabina Boadilla del Monte suma un elemento urbano del que se puede decir que, a pesar de los años, ha encontrado en la reinvención y la creatividad un modo de permanencia, aunque sea anecdótico: en forma de biblioteca, de homenaje e, incluso, de discoteca.