En el videoensayo de Tayri Paz García y Jochen Vivallo «Formas de volver a casa» (Ways of Coming Home) –un título familiar para los lectores de Alejandro Zambra–, la voz en off que se escucha sobre las imágenes dice en un momento dado que «los mapas nos ayudan a ubicarnos, pero también a encontrar a otros». Y si se elaborase un mapa fílmico –y por qué no, afectivo– de Madrid, nos llevaría inevitablemente a encontrarnos con Pedro Almodóvar.
Bien lo sabe Patricia García Méndez, actriz de cine y teatro –»aunque no he tenido neones en la Gran Vía», bromea– y miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Paradójicamente, ninguna de esas facetas suyas dentro del séptimo arte fue la que hizo que su camino se cruzase con el del director manchego: fue su faceta como una de las propietarias, desde hace casi veinte años, del Café Moderno (plaza de las Comendadoras, 1).
Eduardo García Alonso, jefe de localizaciones de El Deseo, fue la persona que se puso en contacto con Patricia: «Me dijo que a Pedro le gustaban mucho esta zona y estos locales, tanto este como el Kramer [el local contiguo]. Y aunque barajaron otras posibilidades, le gustó mucho la plaza de las Comendadoras. Por eso eligió el Café Moderno, y quería ver si podíamos alquilárselo», explica.
El rodaje de ‘Madres Paralelas’ en Comendadores apenas duró dos días de los tres inicialmente previstos: «Fueron dos días en mayo de 2021, y además uno coincidió con mi cumpleaños. El primer día sobre todo grabaron aquí y en las fachadas, y el segundo ya incluyó un poco más de recorrido que hacían los personajes. Hubo más movimiento, pero todo fue como una balsa», resume. Y añade que guarda buen recuerdo de Pedro Almodóvar y su equipo: «Al final charlé un rato con él y es encantador, como su hermano», recuerda.
‘Madres Paralelas’ en la plaza de Comendadoras
La ubicación elegida por Almodóvar para rodar parte de su última película, que entre otros reconocimientos de la industria ha obtenido ocho nominaciones a los Goya y dos a los Oscar, es una amplia plaza peatonal –lo que facilitaba la disponibilidad de múltiples tiros de cámara– situada muy cerca de San Bernardo, plaza de España y el cuartel de Conde Duque.
«A mí me encanta esta plaza. La zona de Conde Duque es como un pequeño pueblo dentro de Madrid. Es como si fuera una islita. Eso sí, tiene el hándicap de que hay que venir adrede», comenta Patricia. La plaza, que recibe su nombre del convento de las Comendadoras de Santiago el Mayor, es el escenario de dos localizaciones de la película: el bar en el que trabaja Ana (Milena Smit) y el piso en el que vive Janis (la fotógrafa freelance interpretada por Penélope Cruz), situado en el portal rojo justo a la derecha del café.
«Se supone que el personaje de Penélope vive aquí arriba, y siempre me preguntan si se rodó en la casa. La verdad es que estas casas son muchísimo más pequeñas que el casoplón en el que está rodada realmente«, aclara Patricia.
Por tanto, la correspondencia espacial que se ve en la película entre interior y exterior –la terraza tiene vistas a la plaza y a la chimenea industrial de la antigua Fábrica de Cervezas Mahou de Amaniel–, se consigue haciendo lo que se denomina un «tres sesenta»: «Vinieron a hacer uno antes del rodaje con una cámara que está todo el día cogiendo imágenes del lugar, y luego en posproducción ponen esas imágenes para que se vean a través de las ventanas de la casa donde han grabado. Así parece que están en el piso de Comendadoras«.
Es una práctica habitual en cine que se puede dar mediante varias técnicas. En la película ‘Verónica’ (2017) de Paco Plaza, por ejemplo, se empleó la de «los forillos fotográficos retroiluminados», como recoge esta entrevista de Sergio F. Pinilla al director de arte de la película, Javier Alvariño.
Es reseñable, también, la importancia que el cineasta concede a estos espacios: «En todas sus películas las casas son como personajes«, observa Patricia. La decoración de las casas ‘almodovarianas’ así lo sugiere, y así lo corrobora Antxón Gómez, director artístico de muchas de las películas del director, en este reportaje de Mónica Zas.
Fuera ya de la plaza, hay otras dos localizaciones de la película en Madrid. Por un lado, el Hotel Urso (Mejía Lequerica, 8), en el que se producen los encuentros entre Janis y Arturo (Israel Elejalde) y donde conciben a su hija y, por el otro, la taberna Ángel Sierra en Chueca.
De ‘El cochecito’ a ‘Paquita Salas’
La plaza de Comendadoras ha sido, a lo largo de los años, un auténtico plató de cine. Sin ir más lejos el Café Moderno ha acogido a tantos clientes como actores, actrices, directores y directoras… Y, en muchos casos, ambas condiciones (la de cliente y la de que su desempeño profesional tuviese que ver con el audiovisual o el teatro) coincidían, algo que respaldan las conversaciones que se escuchan por las mesas del local cuando lo visitamos.
Patricia rememora que incluso hubo un tiempo en el que los jueves, con la ayuda de su amiga y artista Maite Cajaraville, se proyectaban estrenos en el café, como el de ‘El señor’ (2012) de Juan Cavestany. Pero la relación de este enclave madrileño con el cine permite retroceder mucho más en el tiempo.
En este vídeo, de su amigo y director de fotografía Javier Salmones, se puede ver cómo los personajes de ‘El cochecito’ (Marco Ferreri, 1960) rodean el convento y pasan frente a la esquina con la calle de Quiñones, en la que el cartel que anunciaba una tienda de frutos secos años más tarde se cambiaría por el de Café Moderno.
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El local situado a su lado es el Kramer, el antiguo Café de las Comendadoras, que fue rebautizado con su denominación actual –tras un mes sin nombre– por el productor Enrique López Lavigne, como un guiño a la película ‘Kramer contra Kramer’ (1979). Y tampoco se ha mantenido al margen de los rodajes de cine y televisión.
Decorado por Patricia y por el director de arte Julio Torrecilla –como curiosidad, cabe mencionar que el local tiene dos sillas del Teatro de La Latina de Lina Morgan–, el Kramer y su entorno han sido escenario, por ejemplo, de largometrajes como ‘Lucía y el sexo’ (Julio Medem, 2001), ‘Noviembre’ (Achero Mañas, 2003) o ‘Cinema Verité’ (Elena Manrique, 2013).
También ha servido de telón de fondo para series como ‘Paquita Salas’, que en el último episodio de su segunda temporada cuenta con cameos de numerosas y conocidas caras del cine y el teatro como Andrés Pajares, Eva Santolaria o Paz Vega, entre otras.
Es en esta localización, con ‘Punto de partida‘ de Rocío Jurado como banda sonora, donde se produce el inolvidable paseo final (del episodio y de la temporada) en el que Paquita asume que debe dejar el pasado atrás. Camina frente al Café Moderno, donde aspirantes a actriz (interpretadas por Sandra Escacena, Abril Zamora, Carla Díaz, María Subirá o Guiomar Puerta) ensayan audiciones, repasan sus papeles o aprovechan un descanso en su trabajo como camareras para fumar mientras ella, al llegar al Kramer, abandona una caja llena de recuerdos.