Casa Botín es incombustible. El restaurante más antiguo del mundo, rey del Madrid de los Austrias, ha celebrado su reapertura después de su cierre por la emergencia sanitaria. Durante estos largos meses el asador ha cerrado la puerta, pero su horno de 1725 nunca se ha apagado.
«Hemos mantenido el horno encendido por razones románticas, y también de conservación y mantenimiento» ha declarado Antonio González, actual propietario de Casa Botín, en una entrevista para Telemadrid. Era la primera vez en tres siglos que el restaurante centenario no atendía a sus clientes: ni siquiera durante la Guerra Civil dejó de servir comidas.
Ahora, Casa Botín echa en falta a los turistas y a gran parte de su plantilla (de 75 trabajadores solo se han reincorporado 12), pero los madrileños fieles al asador ya han vuelto para reencontrarse con sus platos de cochinillo segoviano y su cordero burgalés, como hizo en su día el escritor Ernest Hemingway.
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