Dani y Álex vivieron dos años en Australia y sucumbieron a la cultura cafetera del país. De vuelta en Madrid apostaron por este concepto y en torno a él montaron su propio negocio: El Perro de Pavlov, una cafetería de la que cuesta despegarse.
Llegaron cuando en Madrid bullía la fiebre del specialty coffee, por lo que no fueron pioneros en la materia, pero con un local hogareño y una sonrisa tras la barra surfean la ola del buen café sin trastabillar.
El secreto de su éxito radica en la amabilidad, el olor a café recién hecho, los muebles como los de la casa del pueblo (la decoración, comentan sin timidez, se ha nutrido de tiendas de segunda mano y de Wallapop). Es esa esencia típica de los lugares pequeños lo que atrae a sus parroquianos: el confort de una banqueta frente a la barra y un «¿qué tal estás?» mientras remueves el café. El comercio de proximidad, una rara avis en La Latina.
Cuando no es café o té (qué rico está el golden latte), en el vaso hay cerveza artesana madrileña (La Quince, Fuck The Patriarchy, La Virgen). Lo que sea que bebas va bien con la repostería casera, a la que es imposible decir que no: las recetas son veganas y están elaboradas a partir de ingredientes naturales.
¿Se te hace la boca agua? Lógico. Dice Álex, que estudió psicología antes de hacer del café su profesión, que quiere que la gente termine salivando como el perro de Pavlov (ahora el nombre del negocio tiene sentido, ¿verdad?). La clave: el abrazo del ambiente hogareño y el buen rollo de un equipo con ganas de escuchar. Como la terapia y el café sin torrefactos, que te traten bien engancha.
Costanilla de San Pedro, 5 (La Latina)
De martes a viernes de 9:30 h a 20:00 h. Sábados y domingos de 10:00 h a 20:00 h. Lunes cerrado.
Bebidas frías y calientes en torno a 3 euros.
Más información en su Instagram.
Fotos: El Perro de Pavlov.