La plaza de España se encuentra cerrada a cal y canto por obras, y así seguirá por mucho tiempo. Terminado el periodo de mediciones, cálculos y planificaciones ha llegado el momento de pasar a la acción: comienza la gran reforma de la plaza, y nada volverá a ser como antes.
El cambio de imagen va a ser radical, hasta el punto de que algunos de los elementos que la identifican han estado a punto de desaparecer, como le ha pasado a la estatua de Cervantes. ¿Qué seríamos los madrileños sin Quijote y Sancho cabalgando para siempre hacia el atardecer?
Esa imagen resulta difícil de asumir, pero sí que tendremos que imaginar la plaza de España sin el saludo la Fuente de la Concha, porque esta joven con un cántaro que nos da la bienvenida escaleras abajo se marcha a otro lugar. No muy lejos, por fortuna: se va al extremo opuesto, frente a la calle de Ferraz para convertirse en vecina de los personajes cervantinos.
Esperemos que la reubicación de la Fuente de la Concha, llamada también del Nacimiento del Agua, no le juegue malas pasadas a nuestro sentido de la orientación una vez reabierta la plaza, algo que no sucederá hasta finales de 2020.