El escritor italiano Alessandro Baricco escribió una novela bellísima que se llama Esta historia. En ella, el protagonista pasa sus últimos sus días (no es spoiler porque el libro es de 2005) construyendo un circuito de carreras que funciona como metáfora, síntesis y sinécdoque de su vida. Quien recorre el circuito y cierra los ojos puede evocar casi cada momento de la vida del personaje.
Murray MacDonald, escocés, ha hecho algo parecido a sus 28 años. Hace apenas tres meses inauguró Jack’s Library, un speakeasy –tipo de bar que vendía alcohol ilegalmente durante la ley seca– que repasa su historia y la de su familia.
Esta historia, como cualquier otra, es más extensa de lo que se pueda contar en un párrafo, pero si hay que resumirla de alguna manera se puede decir que los abuelos de Murray se conocieron en un speakeasy en Estados Unidos, ella regentó tres floristerías en Edimburgo y él una librería –era escritor de no ficción e ingeniero agrónomo.
Una coctelería clásica
El fruto de eso –o la consecuencia que aquí nos ocupa, claro– es una floristería que vende plantas liofilizadas y velas (velas hechas por Piero, un antiguo socio de Murray) y una librería que vende cócteles. Murray, a quien le ayuda su prometida María, dice “llegué a Madrid hace diez años y desde entonces solo he hecho cócteles”.
La experiencia de hacer cócteles le viene del bar que linda con Jack’s Library. Ficus –que es como se llama y que es otro homenaje a la abuela– también es de Murray y ahí prepara coctelería contemporánea. El speakeasy de al lado ofrece una carta más clásica. Al respecto de esto, Murray dice: “los cócteles sencillos son los que disfrutas y repites” y añade “si tiene siete capas de sabores y trufa de Kazajistán y aceite de soja y seis algas… sabe muy bien, pero te cansa”.
Un universo material
Murray también ha estado detrás de cada mínimo aspecto decorativo: “esta obra la he hecho yo solo: la decoración la he hecho yo solo, la carta la he hecho yo solo”, dice con un tono a camino entre el orgullo y la modestia. La decoración la componen centenares de libros (algunos con siglos de antigüedad) y memorabilia que a Murray le evoca la librería de su abuelo.
También pone en valor un factor diferencial: “Me parece que la luz es super importante: en España cuesta entender que la cosa más importante es la luz. Puedes tener el mejor servicio y los mejores cocteles, pero si tienes una luz blanca de hospital… Si fuera por mí solo tendría lámparas de aceite y velas”.
La luz, precisamente, empeora las condiciones en las que se pueden sacar las fotos. Y al respecto incluso la propia carta incorpora un disclaimer: está prohibido sacar fotos. Jack’s Library es coherente con su concepto e incoherente con los tiempos: “una de las reglas que tratamos de mantener es que no se puedan hacer fotos”, dice Murray y añade que es, entre otras cosas, por preservar la intimidad de los clientes.
Es tentador pensar en el trabajo creativo de Murray para crear el Jack’s Library como un proceso en el que solo ha tenido que recordar y apenas ha tenido que aplicar imaginación. Que la intención, la voluntad y el resultado parte de traer su historia familiar al Madrid de 2022. En palabras de Baricco: “Esta misteriosa circunstancia de que las cosas de nuestro pasado sigan existiendo incluso cuando salen del radio de acción de nuestras vidas”.
Calle de Santo Tomé, 6 (Salesas).
Es altamente aconsejable reservar.
Cada cóctel tiene un precio aproximado de 12€.
Más información en su Instagram.