Empanadillas y snacks dominicanos repletos de sabor y poco aptos para los obsesos de las calorías.
Mucho se habla -o mucho se lleva hablando ya- de la gastronomía latinoamericana. Los sitios de arepas proliferan como setas, los mexicanos de calidad se combinan con sus versiones cutres de comida rápida y el ceviche peruano parece haberse convertido en plato nacional.
Lo que un día fue cocina sencilla, humilde, hoy se importa a nuestro país en ocasiones a precio de oro y cargada de aires rimbombantes. ¿Dónde queda esa cocina barata, de toda la vida, de recetas fáciles pero repletas de sabor? Keyaan’s (Calle Blasco de Garay, 10) es sin duda uno de esos sitios a reivindicar.
Este local dominicano, bautizado Keyaan’s en honor del hijo de su dueña, es uno de esos sitios a los que ir con demasiada frecuencia no debe ser muy bueno para la salud, pero de algo hay que morir.
Usando la receta familiar, Zakiya montó hace un año este restaurante de empanadillas dominicanas con mucha sabrosura, donde contar las calorías es una utopía y las ensaladas están proscritas.
La comida es más que contundente y no hace falta comer mucho para acabar satisfecho. Nosotros probamos la empanada de pollo y queso y la de ternera con queso y pasas. Las empanadas tienen entre 15 y 20 centímetros de largo aunque también sirven combos degustación de varias empanadas pequeñas.
Las empanadas las acompañamos con unos bollitos de yuca rellenos de queso con los que se me saltaron las lágrimas y unos quipes (bolas de trigo rellenas) de tenera, pollo y queso. Y para acabar (redoble de tambores) batido de galleta biscoff, el mejor sin duda, batido de fresa y cheesecake de Oreo.
En resumen, un sitio donde volver una y otra vez para compensar las horas perdidas haciendo eso que llamamos footing para hacernos los dignos y que los ingleses llaman jogging.