Desde que tenía 18 años Alina Zarekaite (1986, Siauliai, Lituania) siempre había soñado con tener un espacio. Como ocurre con los sueños, a lo largo del tiempo fue evolucionando: pasó de imaginarlo como una galería –nada extraño para una estudiante de Bellas Artes e ilustración– a pensarlo como un sitio de talleres, como una librería e, incluso, como una cafetería.
Unos cuantos años más tarde –concretamente dos décadas después de su llegada a España–, ese sueño se acaba de materializar en forma de una «habitación propia» a la que ha bautizado como La Fabulosa y que se encuentra en la calle del Barco, 40 (Malasaña).
Lo que no ha cambiado, a pesar del paso del tiempo, es la naturaleza híbrida con la que imaginó ese proyecto personal desde el principio: La Fabulosa no es –o al menos, no solo– una librería.
¿Qué es La Fabulosa?
«Es una librería especializada en narrativa y novela gráfica, pero también una escuela: un espacio para talleres que de manera amplia tengan que ver con el mundo del libro y de la creatividad», explica Alina. «Pretendo que sea una comunidad que una a la gente en torno al placer de la lectura«.
Después de haber acumulado experiencia durante años en diferentes librerías especializadas en género y feminismo –tuvo un proyecto propio en Sevilla, Relatoras, y en Madrid ha trabajado en la librería Mujeres y en Mary Read–, cree que «como sociedad hemos llegado a un momento en el que se puede abrir una librería con estos valores sin tener que especializarse en ello: estamos listas para no tener que pedir permiso«.
Esta idea se refleja también en un catálogo que quiere representar la diversidad del mundo en el que vivimos: «Va a haber muchos libros escritos por mujeres, por personas LGTBIQ, personas racializadas o migrantes y literatura no eurocéntrica: latinoamericana, africana, asiática… Creo que es importante ir superando el ombliguismo de leer sobre lo que ya conocemos». Por otro lado, y siguiendo esa lógica, las editoriales pequeñas e independientes –»que hacen una labor muy valiente»–, también ocuparán un importante espacio en esta nueva librería-escuela.
Otra de las dinámicas que quiere introducir Alina en La Fabulosa es que cada mes se centre en una temática: «Será como un minifestival temático que vertebrará actividades como editatonas en Wikipedia [una iniciativa para combatir la brecha de género en la plataforma], charlas, presentaciones, proyecciones o talleres. Y permitirá profundizar en temas como maternidades, «naturrativa» (literatura sobre naturaleza y cambio climático) o literatura africana, entre otras».
El local cuenta con una sala para acoger tanto esos talleres –que empezarán en otoño y se irán anunciando próximamente– como el resto de actividades, aunque algunas de ellas se celebrarán también en su sótano, abovedado y de ladrillo visto: «Tiene luz directa y creo que va a ser un espacio muy cuco».
A pesar de que en los últimos tiempos han abierto bastantes nuevas librerías en la capital, es un dato que a Alina no le preocupa: «Cabemos muchas librerías en Madrid, no hay suficientes. Nunca hay suficientes librerías«.
Leer por el placer de leer
A la pregunta de dónde nace su inquietud por los libros, contesta que siempre le ha encantado leer: es hija única y se recuerda devorando libros y, con cierto orgullo, añade que a día de hoy sigue leyendo como cuando lo hacía de pequeña.
«Si me atrapa un libro se me olvida comer, se me olvida todo. Y es una cosa que quiero reivindicar. Es cierto que leer te enriquece intelectualmente y me parece una buena forma de empatizar, por eso creo que la narrativa y que el placer de leer es político», apunta. «Pero también quiero reivindicar el puro placer de perderte en un libro no necesariamente para que te haga más inteligente o te sirva para el currículum, sino porque simplemente te gusta».
Después de poner a punto este nuevo espacio, esa habitación propia que aspira a convertirse también en la de todo el que peregrine hasta ella, confiesa que tiene muchas ganas de que la gente lo conozca y, sobre todo, de empezar a recomendar libros.
La última pregunta, por tanto, es obligada: «Uno de mis favoritos es Por qué ser feliz cuando puedes ser normal, de Jeanette Winterson. Lo tuve mucho tiempo en la estantería sin haberlo leído porque di por hecho que era de autoayuda. Y es muy bonito porque habla de cómo podemos aprender muchas cosas por nuestra cuenta, pero no a amar: siempre necesitamos a la otra persona. Tiene frases para subrayarlas y tatuártelas («por qué la pérdida es la medida del amor») y es de los pocos libros de los que sé que mi frase favorita está en la página 33″.