Amante de la ciencia ficción, el futuro ya está aquí. Bueno, casi aquí. Y Madrid es una de sus principales incubadoras. Así se afirmaba en el informe Ciudades con mayor proyección de futuro 2014, firmado por la consultora PwC, que colocaba a Madrid en el puesto número 15 del ranking mundial de las ciudades del futuro.
Estas son algunas de las cosas que, si no han llegado aún, están al caer:
Ciudad verde y de los peatones
Si pudiéramos teletransportarnos al Madrid del futuro quizá lo primero que notaríamos es que los barrios más céntricos han sido tomados por los peatones. Hace ya cinco años el Ayuntamiento de Madrid declaró que querían poner en marcha “una restricción progresiva de la capacidad viaria» de la ciudad con el objetivo de “caracterizar Madrid como la ciudad de los bulevares, los peatones y el transporte público”.
El actual gobierno municipal va por una línea parecida. Su delegado de Desarrollo Sostenible, José Manuel Calvo, aseguró a principios de año que la Gran Vía del futuro tendrá árboles, que quieren «una Gran Vía verde», lo que obviamente pasa por desviar el tráfico de tránsito que hoy acoge esta arteria madrileña de forma parecida a lo que ocurrió no hace tanto con el Retiro.
De Madrid a Barcelona en 35 minutos
El proyecto se llama Hyperloop y la empresa encargada pretende que se pueda viajar de Madrid a la ciudad condal en unas cápsulas que, transportadas por tuberías gigantes, llegarían a alcanzar los 1.200 kilómetros por hora, lo que permitiría hacer el trayecto en poco más de 30 minutos.
Debido a la levitación electromagnética y a una reducción de las condiciones de presión del aire, la fricción se reduce casi al mínimo. Los alumnos del Máster de Gestión de Infraestructuras del Colegio de Ingenieros de Caminos y la Universidad Politécnica de Madrid calcularon que el proyecto de dos tubos, uno para cada sentido, costaría 5.745 millones de euros. Un chollazo si lo comparamos con lo que costó la línea de AVE actual que une las dos ciudades. Quedaría por ver si el precio del billete sería tan futurista como el del AVE.
Comida: entre la trinchera y el menú de astronauta
Sentimos ser nosotros quien diga que en un futuro no muy lejano los insectos serán carne de menú en muchos restaurantes. Su alto contenido proteico y lo barato y fácil de su explotación en comparación con el ganado vacuno lo hacen candidatos idóneos.
Más futurista aún suena obtener almidón de los árboles para el consumo humano, algo que un grupo de ingenieros estadounidenses ya ha conseguido a través de pulpa de madera. De aproximadamente 200 kilos de materia prima podrían conseguirse 20 kilos de almidón, lo que proporcionaría hidratos de carbono suficientes para una persona durante 80 días.
Pero sin duda nuestra favorita es la pizza impresa en 3D, un proyecto financiado por la NASA que consiste en introducir los ingredientes en polvo a la impresora para obtener una pizza recién hecha capa a capa.
Robots
Uno de los mayores clichés del futuro son los robots. El cine los ha retratado como amigos inseparables del ser humano, amantes, meros sirvientes o incluso enemigos mortales. Un escenario parecido al de Terminator parece estar por suerte tan lejos como podamos imaginar. Sin embargo, no es tan ciencia ficción un futuro en el que los robots vayan suplantando cada vez más al hombre en trabajados no cualificados.
Manuel Martín Molina, catedrático del departamento de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Madrid, intenta llamar a la calma y asegura que hacer pronósticos sobre robots desbancando a humanos de su puesto de trabajo es llamar un poco a la histeria: «Barajar la posibilidad de una renta básica me parece descabellado, imposible de cara a los próximos 20 años, quizás de cara a dentro de cien años tenga sentido», afirmó el investigador durante unos cursos de verano en relación a la posibilidad de que los robots sean fuertemente gravados con el objetivo de financiar una renta básica a sus vecinos humanos.
En cualquier caso, lo que sí parece más evidente y en lo que Martín Molina está de acuerdo es que la brecha salarial entre los puestos cualificados y los no cualificados se irá ampliando en el futuro. Muchos demandantes de empleo optarán a puestos de trabajo que podrán ser realizados por máquinas, lo que reducirá el valor de su trabajo, y por tanto su salario.
Los chatbots
Aunque aún están en una fase muy embrionaria, cada vez son más las empresas que apuestan por estos chatbots, que no dejan de ser una forma más sofisticada y menos humana del ya clásico atención al cliente.
La marca de cervezas Mahou tiene el suyo en Facebook como herramienta para su estrategia de branded content Mahoudrid. Tú preguntas por sitios donde tomar algo o ir a comer, y el chat automáticamente te recomendará algún sitio. El problema es que obviamente el sistema no es humano y juega con unas variables predeterminadas. En cualquier caso, si le digo a mi abuela que una máquina me está diciendo a qué chino ir a cenar me dirá que me estoy quedando tonto con tanta maquinita y tanto móvil.
Aeropuerto para drones
Hay quien piensa que el espacio aéreo de Madrid está desaprovechado. Quizá sea solo cuestión de tiempo que el cielo madrileño se parezca cada vez más al de Blade Runner. Algo así es lo que propone el proyecto del arquitecto Saúl AJuria Fernández, que ha ideado una construcción esférica que cumpliría la función de aeropuerto de drones.
Bautizado como Urban Droneport, el edificio se situaría a las afueras del sur Madrid y tendría seis plantas y cientos de puntos de entrada para que los drones puedan recoger paquetes.
Impresión en 3D
Mientas que en el ámbito de la gastronomía aún está en una fase muy beta, en sectores como el textil o la medicina las impresoras 3D son ya una realidad más que asentada.
Los médicos ya cuentan con medicamentos o prótesis impresas en tres dimensiones, aunque el verdadero futuro es el de la bioimpresión, es decir, crear órganos humanos a partir de células o muestras tomadas del paciente, con lo que esto supondría para el trasplante de órganos.
Científicos de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) y del Hospital General Universitario Gregorio Marañón en colaboración con la empresa BioDan Group, presentaron ya en sociedad un prototipo de bioimpresora 3D capaz de crear piel humana apta tanto para ser transplantada como para investigar con químicos o cosméticos.
Patinetes eléctricos
Los coches eléctricos ya no son ninguna novedad. Ahora lo que se discute cada vez más es sobre la posibilidad de que tengan cierta autonomía en su conducción. Aún no existe ningún coche a la venta que se conduzca solo, pero sí modelos que ofrecen cierta ayuda al conductor en caso de que, por ejemplo, pueda quedarse dormido.
Resulta paradójico que siendo la peatonalización del centro de la ciudad uno de los grandes debates de hoy en Madrid, cada vez aparezcan más modos alternativos a las dos patas que la evolución nos regaló. Desde los tan de moda hoverboards hasta patinetes eléctricos como el diseñado por la empresa General Mills para promocionar una de sus marcas de cereales. El aparato lleva incorporado un tazón donde servirte tu desayuno y comer de camino a tus obligaciones diarias, y, aunque es más una estrategia de marketing que un producto en sí mismo, se plantean sacarlo al mercado si supera la fase de prueba.
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Foto de portada: Flickr/M. Peinado