¿Quién dijo que los mapas solo sirven para ubicarse en el espacio físico? Aunque es cierto que el uso más común que hacemos de ellos tiene que ver con la necesidad de situarnos geográficamente o de encontrar la mejor ruta para ir de un punto A a un punto B, existen mapas tan curiosos como los que te indican qué celebridades han nacido cerca de ti, en qué zonas puedes encontrar fuentes para beber o zonas de sombra o dónde se han producido avistamientos de ovnis por última vez.
El listado podría ser tan largo como las ganas de cada cual por investigar sobre el tema, y entre las posibilidades hay uno en el que se pueden consultar sobre el plano los estereotipos que se asocian a cada barrio de Madrid: Hoodmaps.
Desde el moderneo de Malasaña pasando por la zona más turística del Centro o el Chinatown madrileño de Usera, el mapa se nutre de las descripciones –más bien, etiquetas– que cada usuario aporta de cada barrio.
Las etiquetas se diferencian por colores y tipos: el azul es para las zonas de negocio, el verde para las zonas ricas, el amarillo para los hipsters, el rojo para los turistas, el azul oscuro para zonas de estudiantes y el gris para las zonas residenciales. De esta forma, con la ayuda de todos, se acaba conformando el mapa.
¿Qué etiquetas identifican en este mapa los distintos barrios y zonas de Madrid?
Entre las etiquetas con las que los usuarios identifican los distintos barrios y zonas de Madrid, que se pueden consultar simplemente ampliando el tamaño del mapa sobre la zona de interés, se encuentran las siguientes:
- Ya no son magdalenas, son cupcakes (Malasaña)
- Cantidades absurdas de gente (Centro)
- Trampa para turistas (Sol)
- Manolito Gafotas (Carabanchel)
- Distrito LGBT (Chueca)
- Parque bonito, aire menos contaminado e instagramers cursis (Parque de El Retiro)
- Zona de tapas y terrazas (Barrio de Las Letras)
- Arte y museos (Paseo del Prado)
- Chinatown (Usera)
- Nuevos hipsters (Arganzuela)
- Mejor vista del skyline de Madrid (Puente de Vallecas)
Al tratarse de un mapa en el que la colaboración es anónima, aunque el resultado es cómico en algunos aspectos, en otros abundan algunos estereotipos y comentarios racistas o aporafóbicos. Si a eso se le suma el hecho de que, por el tipo de apreciaciones, parece elaborado en gran medida por personas ajenas a la ciudad, el resultado es el de un entretenimiento que se puede mirar para sonreír un rato pero cuya validez, como ya era obvio, hay que tomar con pinzas.