Hay una máxima gatopardiana que dice que es necesario que todo cambie para que todo siga igual. Bien se puede decir que los supermercados cambiaron todo. Ángel Villarino recoge en un artículo de El Confidencial la tesis del ensayista Benjamin Lorr, que habla de los supermercados como uno de los principales factores en la mejora del nivel de vida: “los adultos pasamos de media el dos por ciento de nuestra vida dentro de estos establecimientos”.
Y bien se puede decir que todo sigue igual: los supermercados son una parte fundamental para todos nosotros, pero los mercados tradicionales, los mercados municipales, no solo se mantienen con vida, sino que su actividad está más intensificada que nunca. No necesariamente por sus fruterías, carnicerías o pescaderías. Sino también por sus bares, puestos gastronómicos, cafeterías o restaurantes.
Es el caso del Mercado de Antón Martín (también del de Chamberí o Vallehermoso, pero es que el talento que se concentra en Antón Martín asusta), donde la cantidad y calidad de restaurantes es abrumadora. Y no es un nuevo descubrimiento: sus puestos se llenan noche tras noche.
Doppelgänger
Ya lo incluimos en la lista de las mejores aperturas de 2020. Samy Alí, cocinero mitad madrileño y mitad sudanés con nombre de boxeador, regentaba La Candela Restó hasta hace algo más de un año, momento en el que (tras conseguir una estrella Michelín) decidió cerrarlo. Ahora (hace unos meses), Alí ha abierto Doppelgänger. Una buena forma de acercarse a este novedoso restaurante es la siguiente: cuando nos llegó la cuenta esperábamos que el precio fuese de 70€ por persona y finalmente fueron 30€. La carta varía y al sentarte a la mesa, te van sacando directamente todos los platos (lo único que te preguntan es si hay algo que no te gusta o si tienes alguna alergia).
Yoka Loka
Lo podemos definir como una izakaya de mercado, donde si un japonés viniese a Madrid vendría a tomarse aquí su plato de ramen al mediodía, picotear unos takoyakis o, quizás, darse un homenaje de sushi con la caída del sol. Un pedacito de Japón en el sótano de este mercado con solera. No hay mejor combinación entre Tokio y Madrid.
Cafés Tornasol
Si hablamos de café de especialidad, Tornasol es una de las mejores opciones de Madrid. Su barista jefe, Lorena, se preocupa de traer los mejores cafés de tostadores nacionales e internacionales (con joyas como The Barn o Friedhats), y la encargada de la cocina, @levadurasalvaje, es la responsable de todas las delicias que acompañan el café: todo tipo de tartas, cinnamon rolls, tortilla de patatas, sándwiches con pan casero, etc. Cada semana hay novedades en Tornasol.
Majo’s Food
¿Qué mejor sitio que un bistró italo-colombiano para probar una arepa única? Aunque es una pregunta retórica, ya te la respondemos nosotros: pocos. Majo’s Food es un must que bien conocen los vecinos de la zona de Antón Martín. Y no solo los vecinos: sino todos aquellos que consideran esta gloria de la arepa un lugar que bien merece la peregrinación.
La Saletta
Dentro del mercado hay un pequeño espacio dedicado a Italia en el que puedes degustar pizzas, pastas o su icónica porchetta. La Saletta es posiblemente uno de los mejores restaurantes italianos del centro de Madrid teniendo en cuenta su relación calidad precio. Regentado por italianos, su carta es un lienzo en blanco que varía en función del día y de los productos de temporada. Un indispensable para viajar al país transalpino sin rascarte el bolsillo.
El Mono de la Pila
Bien pensado y relativo a según qué platos, hay pocas cosas mejores que el dogma culinario: permite evaluar las cosas como correctas o incorrectas. Y en el Mono de la Pila el ceviche Al Tigre, por ejemplo, es correctísimo. La carta es corta: ceviche (seis opciones), ensaladas (tres opciones) o una reinterpretación de las patatas bravas. El precio también es bastante ajustado: apenas 10€ por persona y si vas ahí a comer sales con ganas de cenar exactamente lo mismo.
Asian Army
Una persona que había vivido en China y viajado bastante por el Sudeste asiático fue la primera en recomendarnos este sitio. Y lo hizo argumentando que en ningún otro sitio de España imitan tan bien el Street food de Indonesia, Vietnam o Tailandia. Asian Army tiene una carta que reúne lo mejor de cada casa (entiéndase casa por país). Calidad excepcional, precios ajustados y servicio inigualable.
Moñetes
Valentina Ciardulli se ha traído a Madrid la idiosincrasia y el sabor de la street food napolitana. Sus brioches italianos, con un «moño» en lo alto, se preparan a mano todos los días, y sirven para enmarcar un relleno delicioso (mortadela, albóndigas, huevo poché…), para rebañar salsas o, como sugiere la propia chef, dárselo a tu acompañante en un gesto de cariño (¡cuesta más de lo que parece!). La experiencia se completa del todo si Valentina te cuenta de dónde vienen los nombres (todos femeninos) de sus sándwiches gourmet.
Sincio
En Sincio lo auténtico es la nota común. Y aunque suene a cliché, no lo es. Si aquí algún plato tiene trufa no es porque esté perfumado por esa (repetitiva y hostigante) cosa que es el aceite de trufa. Aquí el timbal de rabo de toro con patata (por ejemplo) lleva lascas de trufa. Y las lleva porque es temporada. Igual, por cierto, que es temporada de alcachofas. O que la cuestión autoral se manifiesta, por ejemplo, en el cebollino y el matiz estético que arroja sobre todos los platos.
Cuando ya estamos por los postres lo preguntamos: ¿qué significa Sincio? El Sincio, dice Ritha Lalaleo (el 50% del negocio), es una palabra cántabra que significa deseo o muchas ganas de hacer algo. No es gula, no es apetito. No hay una palabra castellana de uso extendido en toda la península que sintetice lo que es el sincio. Y no hay una palabra (en general) que sirva mejor como profecía autocumplida. Un día después de comer en Sincio, uno tiene sincio de Sincio.