El pintor Joaquín Sorolla, como Goya o como Antonio López, forma parte de ese selecto grupo de artistas no nacidos en Madrid que la ciudad ha asumido como propios. La ciudad recuerda este año al pintor valenciano por el centenario de su muerte (10 de agosto de 1923) y la semana pasada se iniciaron los primeros actos al respecto.
Si el refranero popular es cierto y uno es de donde pace y no de donde nace, Sorolla es (porque vivió 40 de sus 60 años de vida en Madrid) tan de Chamberí como la escultura de Quevedo que preside la plaza homónima, que también tiene una parada de metro con el mismo nombre.
La comparación no es baladí: la parada de Metro de Iglesia se encuentra en la glorieta Pintor Joaquín Sorolla –igual que la de San Bernardo está en la glorieta Ruiz Jiménez.
Y eso es lo que en el contexto del centenario de la muerte del pintor podría cambiar. El diario El Mundo recogía unas declaraciones del suburbano madrileño: «Tanto desde Metro como desde la Comunidad se valoran aspectos como la relación del nombre que se quiere poner con la zona en la que está la estación y que no genere confusión al usuario».
Metro de Madrid, en declaraciones a este medio, indican que “la estación ya hace un homenaje al pintor, puesto que cuenta con reproducciones de sus obras”. Y añaden que no hay información concreta al respecto, pero que “tanto desde Metro como desde la Comunidad, se valoran aspectos como la relación del nombre que se quiere poner con la zona en la que está la estación, que no genere confusión al usuario, etc”.
Una mirada al pasado
Llamar Sorolla a la estación de Metro de Iglesia no sería cosa nueva. Durante dos años de la Segunda República, la estación cambió su nombre por el del pintor. Anecdóticamente también cabe decir que (según se recogía en el proyecto inicial) la parada iba a llamarse Martínez Campos.
La posibilidad de cambiar el nombre de la parada se avivó hace un lustro, cuando los tataranietos del pintor lo reivindicaron. Varios medios como El Independiente se hicieron eco de la petición y uno de los descendientes justificaba que “hay más estaciones que tienen parroquia”. Así como la cercanía entre Metro y museo.