Prepárate para probar uno de los bollos obligatorios de Madrid.
La gastronomía es uno de los mayores catalizadores del orgullo patrio. Las banderas y las fronteras se sientan a la mesa con muchos platos y si hablamos de croissants (o de cruasanes, aunque sangren los ojos) lo primero que hondea en nuestra mente es la bandera francesa sobre la Torre Eiffel.
Pero ¿y si el mejor cruasán (o primo lejano) que hayas probado viniese del otro lado del charco?
Pues sí. Abre los ojos y abraza el internacionalismo del hojaldre porque quizá el mejor cruasán de Madrid no se llame cruasán, sino media luna porteña, y lo puedas encontrar en la pastelería Atuel. Nacieron hace doce años en un intento por fusionar la bollería argentina y la española, y cuentan ya con tres locales: dos en Majadahona y otro en el 87 de la calle Ortega y Gasset.
No queremos que suene demasiado imperativo pero tienes que probar sus clásicos, que no dejan de ser diferentes formas del mismo hojaldre. La medialuna de mantequilla (más parecido al cruasán), la medialuna porteña (que casi se come de un bocado), el vigilante (igual que la media luna pero sin la forma semiesférica) o el churrinche (una trenza de hojaldre espolvoreada con azúcar que debería estar prohibida). Nuestros favoritos fueron sin duda la medialuna porteña y el churrinche.
Y por cierto, a modo de consejo: no se te ocurra comprar solo una pieza de cada uno de los anteriores porque tendrás que volver a por más y eso es un gasto calórico prescindible.
Hasta aquí todo lo que deberías probar para poder morirte tranquilo. Ahora bien, también encontrarás desde las más castizas palmeras o napolitanas hasta otras tantas exquisiteces argentinas, pan de calidad, chocolate artesanal o dulce de leche.
Tenemos nueva razón para amar Argentina. Celebrémoslo con la primera de todas.