De entre las efemérides que conforman el mapa de «lo madrileño», quizá una de las más importantes sea la que se rememora cada 10 de enero. Y es que fue un 10 de enero de 1967 cuando la Puerta del Sol vio por primera vez la estatua que se convertiría en uno de los símbolos de la ciudad: la conocida popularmente como «El oso y el madroño».
Se cumplen ahora 55 años desde que el entonces alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, descubriese el emblemático monumento de bronce y piedra y varias toneladas de peso, obra del escultor Antonio Navarro Santafé, que representa el escudo de armas de la ciudad. En sus orígenes, la estatua se instaló en la confluencia de la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo, aunque posteriormente se trasladó al arranque de la calle del Carmen en los años 80.
El 25 de septiembre de 2009 el Ayuntamiento devolvió la estatua a su emplazamiento original. El cambio, explicaba entonces el consistorio, se debía a la «congestión de peatones en la calle del Carmen, una de las más concurridas de la capital».
La estatua ha sido elegida también como símbolo para homenajear en la capital a personas y colectivos que lucharon y luchan contra la pandemia, a través del concurso «¡Muchas gracias, Madrid!», organizado por Cadena Ser y El País, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid.
El certamen llenó la avenida principal de Matadero de 40 réplicas del monumento, que se exhibieron del 1 al 19 de diciembre con diseños de personas anónimas, plasmadas por distintos artistas.
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Este año esas réplicas se distribuirán por puntos emblemáticos de los 21 distritos de la ciudad, de forma que tanto madrileños como visitantes puedan disfrutar de este homenaje en las calles de Madrid, concretamente del 14 de enero al 18 de febrero.
El debate: ¿es un oso o una osa?
Esta polémica, relativamente reciente, es un elemento más de la mística de uno de los símbolos más relevantes de la identidad madrileña. Hay quien dice que en las oposiciones a bedel del Ayuntamiento de Madrid hay una pregunta con trampa, que no es otra que la referida a si el oso es macho o hembra.
Fue hace unos años cuando el debate oso-osa se hizo más intenso de la mano del Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid, órgano de participación de las Asociaciones de Mujeres de ámbito local en el Ayuntamiento. Fueron ellas quienes, en el año 2007, y a través de la campaña «Soy una osa», decidieron hacer más visible el debate sustentándolo de base histórica. Para ello, se empaparon de lo que los libros tenían que decir al respecto; encontrando que fue hacia el año 1200 cuando el término osa fue masculinizado, lo que ellas entendían como un intento más de ocultar lo femenino en la historia.
El origen
También hay incógnitas sobre el motivo por el que se eligieron estos dos elementos como símbolo de Madrid, aunque existen varias teorías al respecto. Según la web municipal Patrimonio y Paisaje, el origen podría remontarse a la época de Alfonso VIII, en la que los habitantes de la Villa llevaban en su bandera un “oso u osa en forma pasante con siete estrellas en su lomo”. Otra de las más conocidas es la que sostiene que la osa es un guiño a la constelación de la Osa Menor, de ahí las siete estrellas también presentes en la bandera de la Comunidad de Madrid.
Sea como fuere, en los años 60 (concretamente el 14 de noviembre de 1966, según la citada web), el Ayuntamiento de Madrid presentó un escrito solicitando no solo que se recuperase la figura de la osa y el madroño para el escudo de la ciudad, sino también que se concibiera como un monumento «para instalarlo en algún lugar emblemático de la capital, símbolo popular para los turistas».