El Restaurante Barrera abrió sus puertas en 2004 y con tan solo unas pocas mesas ha conquistado a paladares de todo el mundo. Incluido el de Phill Rosenthal, creador de la sitcom ganadora de quince premios Emmy Todo el mundo quiere a Raymond, quien incluye este restaurante en su guía gastronómica de Madrid en la docuserie de Netflix Comida para Phill.
La carta del Restaurante Barrera cambia a diario, es sencilla y bastante tradicional. Se basa sobre todo en sabores hogareños que transportan a un tiempo pasado. Algunos de los platos más conocidos son las patatas revolconas con torreznos, el cabrito lechal o la ensaladilla rusa con pipas de calabaza. Ana Barrera es la propietaria y creadora de esta casa de comidas cuya base es el uso de productos de cercanía, comprados mayoritariamente en el Mercado de Chamberí.
Ana Barrera llama casa a su restaurante porque pasa más tiempo allí que en su domicilio y muchos de sus clientes son como su familia. Para la dueña de este negocio la cocina no es un arte sino una forma de unir a las personas. Al entrar al Restaurante Barrera encuentras un clásico bar madrileño: una barra rodeada de espejos, un grifo de Mahou y taburetes de madera.
Sin embargo, tras recorrer un pasillo llegas a un elegante salón con estética castiza y burguesa. Una vez sentado, Ana te recita los platos que se sirven ese día porque, como buen sitio secreto, no tiene carta. Quizás ha sido este costumbrismo lo que ha hecho que este restaurante, desconocido para la mayoría, se haya propagado entre los amantes del buen comer.
Casa Barrera se encuentra en la calle Alonso Cano, 25, entre José Abascal y Morejón. Se puede reservar por teléfono y el precio oscila entre los 50€ y los 80€. Si no quieres comer también puedes ir a tomar una caña, que siempre irá acompañada de una buena tapa. Filosofía esencial en un bar tan clásico como este.