Que no exista un equivalente a Tinder en el mundo animal no ha impedido que Luna, el cisne negro de El Retiro, haya encontrado una nueva pareja y lo haya hecho a través de las redes sociales. Un hecho inusual para otra circunstancia inusual ya que los cisnes, al igual que otras especies animales, son monógamos y comparten su vida con una única pareja.
La búsqueda la ha promovido Antonello Dellanotte, fotógrafo y divulgador del Parque de El Retiro, que desde hace dos años se embarcó en el proyecto de pedirle al Ayuntamiento de Madrid un compañero de laguna –y de vida– a Luna, utilizando Internet como plataforma.
La historia de este cisne hasta llegar a este punto ha sido, no obstante, trágica: hasta 2018, Luna compartía laguna con su anterior pareja, que murió salvándole la vida del ataque de un perro. El ataque también tuvo consecuencias para ella, y como resultado quedó tuerta de un ojo. Desde entonces, Luna ha estado sola y tener que vigilar y protegerse de potenciales depredadores, según explica el fotógrafo, «le producía estrés».
Por eso, desde el año 2020 Dellanotte ha lanzado varias campañas en las redes sociales con el objetivo y la esperanza de encontrarle una nueva pareja.
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Dos años después, la petición ha dado sus frutos y Dellanotte, al que le une una relación especial con el animal –lleva una década fotografiando a Luna y comenta que cuando le ve «le reconoce entre todas las personas que hay»–, expresaba en un vídeo la emoción que le producía el encuentro entre Luna y Lorenzo: «La imagen que todos hemos estado esperando tanto tiempo por fin se produce».
La historia del cisne y el jardinero
Por otro lado, la de Antonello y Luna no es la primera historia de amistad que conocemos entre un cisne y un ser humano: en 2020 la historia de Raúl –jardinero en el Monasterio de El Escorial– y del cisne al que cuidaba se hizo viral por una imagen en la que se les podía ver abrazándose.
Retrocediendo aún más en el tiempo, según ha recordado Antonello Dellanotte, en los tiempos de Enrique Tierno Galván tuvo lugar una situación parecida a la de Luna y Lorenzo. En aquel caso, fue un vecino el que solicitó al alcalde una pareja para un cisne macho. También entonces la historia acabó en encuentro: la hemeroteca de El País recoge que, por una donación del Zoo de Madrid, el Consistorio llevó una hembra de cisne al parque.