Agosto es el mes por excelencia de «lo popular» en Madrid: un momento en el que sale a relucir su espíritu de pueblo ya no solo en las verbenas más castizas del verano, sino también en todos y cada uno de los rincones de la región que hasta ya entrado septiembre celebran tradiciones y fiestas de lo más originales.
Costumbres con más o menos años de arraigo en distintos puntos de la Comunidad que han mantenido vivas sus habitantes. Hoy podemos saber cómo era Madrid en los años 60 o hace 40 años gracias, por ejemplo, a una exposición de fotografía, pero también se puede entender –y vivir en primera persona– cómo ha sido y cómo es a través de este legado vivo que constituyen las fiestas populares.
Alcalá de Henares
Las ferias y fiestas de Alcalá de Henares, que se celebran a finales de agosto, son de las que más tradiciones originales aglutinan y tienen su origen en las antiguas fiestas agrícolas y de ganado de la zona. Sin embargo, con el paso del tiempo se han ido transformado en festejos con una gran variedad de actividades de ocio y algunas de ellas son de lo más singulares.
Cada año en su programa se pueden encontrar juegos como un tragabolas o bolos a escala humana pero, sobre todo, variopintos concursos como el de lanzamiento de alpargata, el de comilona de flanes, el arrastrafurgonetas (consiste en arrastrar una furgoneta de unos 2.000 kg durante 30 metros) o The Vikinbeast (consistente en lanzar un barril de cerveza o mover una rueda de tractor).
Y la lista podría continuar, también, con sus campanadas en pleno mes de agosto, donde uvas y gominolas son protagonistas de este fin de año por adelantado. Aquí puedes consultar el programa completo de este año.
San Lorenzo de El Escorial
Cada gremio tiene su propio patrón y el de la hostelería no es una excepción. Santa Marta de Betania, que se celebra el 13 de agosto, es la de los sirvientes y hosteleros y en San Lorenzo de El Escorial festejan este día con una tradición muy original y a medida para la ocasión: una carrera de camareros.
El trayecto, que realizan en la calle Floridablanca ataviados con el uniforme de trabajo, es de una distancia de 100 metros. Y hay otra particularidad: el recorrido se hace cargando con una bandeja llena de botellas y vasos llenos de líquido.
Mataelpino
Una de las fiestas más surrealistas de la Comunidad de Madrid es, sin duda, el ‘boloencierro‘: un evento celebrado a finales de agosto, en el marco de las Fiestas de Mataelpino, en el que lxs participantes tienen que correr delante de una enorme bola de 150 kg de peso.
Se corre en distintas categorías, con apenas unos 30 minutos de diferencia, de manera que niñxs y adultos lo hacen en turnos diferentes. Como se imaginarán lxs lectores una fiesta surrealista tenía, casi inevitablemente, que dejar imágenes surrealistas para la posteridad. Y quizá una de las más recordadas sea la del alcalde de la propia localidad siendo golpeado por la bola en la edición de 2019.
Puente de Vallecas
Cada año, coincidiendo con la celebración de las Fiestas de La Karmela en el mes de julio, Vallekas celebra su esperadísima Batalla Naval: una contienda festiva, acuática y comprometida que se remonta a 1982, en la que la gente sale a las calles a mojarse durante horas con todo aquello que tenga a su disposición.
Con esta fiesta reivindican la utopía de este barrio como puerto de mar –hay hasta una canción-himno– y cada año invitan a mojarse, además de literalmente, por una causa: el pueblo palestino, un mundo sin machismo o la defensa de lo público han sido algunas de ellas.
Aranjuez
A principios de septiembre, como parte de las Fiestas del Motín de Aranjuez –las únicas de la Comunidad de Madrid que cuentan con el reconocimiento de Interés Turístico Internacional–, un río se convierte en escenario de un insólito evento: el Descenso Pirata del Río Tajo, una cabalgata acuática que premia la embarcación más original y creativa de entre las participantes.
La tradición de esta competición náutica, que tiene a sus espaldas más de 40 ediciones, reúne navíos realizados a mano que pueden ser de cualquier temática. En otras ediciones se han podido ver diseños en forma de paella, dirigible, un pegaso o un caballero medieval.
Fuentidueña de Tajo
En ese mismo río, el Tajo, en la víspera del segundo domingo de septiembre, tiene lugar otra curiosa fiesta madrileña: la Embarcación de la Virgen de Alarilla, que presume de ser la única procesión fluvial de agua dulce de España, declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Hecho Cultural.
Su origen se remonta a 1866 cuando el General Prim, tras fracasar en su intento de derrocar el gobierno de Isabel II, huyó y a su paso por Fuentidueña mandó destruir el puente que cruzaba el río, obligando a los habitantes a trasladar la imagen de la virgen en una barca.
A día de hoy la barca se ilumina con dos mil bombillas de colores y realiza un recorrido de 800 metros por el río, durante el que un grupo de nadadores con antorchas acompañan a la virgen para alumbrar el camino.
Campo Real
Si por algo es conocido Campo Real es por sus aceitunas, y siendo así no es de extrañar que celebre, en el marco de las Fiestas Patronales en honor al Santísimo Cristo de la Peña, un concurso de lanzamiento de huesos de aceituna. Y no de cualquiera, claro: solo se utilizan aceitunas con la Denominación de Calidad del municipio.
El evento va ya por su décima edición y suele coincidir con la primera semana de septiembre. Está organizado por la Asociación Cultural Recreativa Vilches en colaboración con el Ayuntamiento y reúne cada año a más de 70 participantes entre las categorías infantil y adulta en la calle Vilches, donde se coloca una pista con las marcas de los metros para saber qué distancia alcanzan los lanzamientos.
Morata de Tajuña
Además de contarse entre las fiestas y tradiciones más originales de Madrid, se puede tildar sin miedo a equívoco de una de las más dulces de la región. Cuando se menciona Morata de Tajuña casi se añade de seguidillo, como un apellido, «y su Feria de la Palmerita de Chocolate«.
Cada mes de diciembre este dulce se convierte en el centro de una celebración en la que hay desde reparto de una palmerita gigante –valga el oxímoron– hasta actuaciones musicales o un mercado artesanal. Y, por supuesto, el manjar se puede adquirir en sus icónicas pastelerías.
San Sebastián de Los Reyes
Las fiestas en Honor al Santísimo Cristo de los Remedios de San Sebastián de los Reyes también dejan, cada año, algunas de las tradiciones más originales y curiosas del panorama popular madrileño, como es el caso del encierro del carrito, que protagoniza una de las peñas de Sanse.
«A las 2h de la mañana todas las noches una de las peñas saca un carrito de la compra que tienen guardado y hacen un encierro. Es una de las cosas más divertidas», explica Eduardo Ramos, sansebastianense, a Madrid Secreto.
Otro de los clásicos de estos festejos es el toro de fuego, una figura con la forma del animal sobre el que se coloca material pirotécnico y al que se encarga de dar vida cada año un miembro de la peña organizadora en esta actividad pensada, sobre todo, para lxs más pequeñxs.