En el plano de la metáfora, el fuego siempre ha sido un sinónimo inseparable de la pasión. Pero las llamas tienen otra faceta igual de universal y de irrefutable: la de la verdad. Simple, transparente, sin trampa ni cartón. Grillao nace de la honestidad del fuego, y con el fuego alimenta una carta mediterránea que habla sin tapujos a través de su sencillez.
La idea es de Esteban Arnaiz, padre de Grillao y responsable de múltiples éxitos duraderos de la gastronomía madrileña (Grupo Le Cocó, Casa América, Le Cabrera). Su trayectoria lo ha llevado a concluir que la autenticidad es la clave de todo. Su nuevo grill en Chamberí es, en sus propias palabras, «la respuesta a años de pasión y entrega por un trabajo que requiere pura dedicación, donde confianza, sencillez y autenticidad están presentes en cada esquina».
Cuidado, que quema
El horno, las brasas, el trajín de la cocina: Grillao lo deja todo a la vista, sin nada que esconder. El menú se basa en la certeza de que todo sabe mejor pasado por la parrilla. Carne, pescado y verduras, por supuesto. Pero también una pizza artesanalal estilo sardo, con ingredientes frescos que los comensales contemplan fundirse desde sus mesas.
«El fuego nos gusta porque da calor, porque invita a juntarse entre amigos y simboliza la pasión. Porque hipnotiza”, dice Arnaiz. Hasta los postres suben la temperatura. El saquito de Nutella es irresistible: solo puedes negarte si ya le has dicho que sí al tiramisú o a la tarta de queso.
«Lo más auténtico, a fuego”
El exhibicionismo de Grillao queda plasmado en la decoración del local, de corte minimalista y tintes hogareños, materializada gracias a Banús Arquitectura y que bien lo podría llevar a la lista de los restaurantes más instagrameables de Madrid. Sus grandes dimensiones (225 metros cuadrados en los que caben casi cien comensales) no impiden que el espacio resulte acogedor: y cuanto más cerca de las brasas, más todavía, como cuando te arrimas a una chimenea.
El restaurante, a nivel gastronómico y humano, es una escuela de calor basada en la exquisitez de lo sencillo. Arnaiz lo sintetiza perfectamente: «lo más auténtico, a fuego».
Calle Eloy Gonzalo, 4 (Chamberí)
Entre 30€ y 35€ por persona.
Más información en su web.