La mítica sala cede sus instalaciones a dos locales comerciales de gran tamaño.
El centro de Madrid se está desnaturalizando. Cada cierre de un local legendario, como el de la librería más antigua de la capital, se lleva un pedacito de la esencia madrileña. Pero el progreso es el progreso, y todo apunta a que avanzamos hacia un futuro de multinacionales omnipresentes.
Los cines Roxy han caído en el mismo saco. Los proyectores dejaron de reproducir películas hace casi dos décadas, pero su esqueleto seguía como si nada hubiera pasado en el número 123 de la calle Fuencarral. En otro tiempo, esta vía albergó hasta siete cines abiertos a la vez pero al séptimo arte le está costando sobrevivir en el corazón de la ciudad. Pocos han corrido mejor suerte, como el cine Paz, que acaba de cumplir 75 años.
Hace algo más de tres años el Ayuntamiento aprobó que los Roxy dejaran sitio a un supermercado, pero al final no se movió ficha. Ahora el diario digital Somos Chamberí ha anunciado que las salas Roxy se convertirán en dos locales comerciales de 4.000 metros cuadrados y cuatro plantas, pero nadie ha comunicado todavía qué habrá en su interior.
Las obras ya están en marcha y no se sabe cuánto tiempo nos queda para despedirnos de los Roxy, que fueron una pieza esencial de la época dorada del cine en Madrid.