Unos cuantos años de cierre como si estuviera esperando al inquilino que mereciera la pena. Lady Pepa, el after más raro y querido de Madrid, cerró antes de pandemia sin dar muchas señales de vida. Cerca de cinco años después, su espacio lo ocupará una de las coctelerías más importantes de Madrid.
Harvey’s lleva doce años en el barrio de Malasaña y los dueños podrán hacer la mudanza a pulso. Se cambian de la calle Fuencarral al número 5 de la calle San Lorenzo, adonde apenas tienen dos minutos mal contados andando.
El cambio de local lo han anunciado en su cuenta de Instagram, donde aluden al excesivo precio de alquiler para justificar el cambio de local: “las condiciones para renovar son inviables”. Llevan meses trabajando en la mudanza y abril será el último mes en el 70 de Fuencarral.
Harvey’s es una coctelería que recupera las bebidas alcohólicas del EE.UU. más profundo. Edu Gutiérrez, su fundador, es un apasionado de la cultura estadounidense y de su coctelería y ahora trabajará su mixología en un local nuevo. Mismo perro, distinto collar.
¿Qué era o qué fue Lady Pepa?
Lady Pepa es la demostración de que ha pasado suficiente tiempo como para hablar de diferencias sustanciales entre el Madrid de antes de la pandemia y el Madrid de después de la pandemia.
Un integrante en la lista de los bares que más echamos de menos: un sótano en el que comer spaghetti a las 6 de la mañana mientras se escuchaba un piano. El refuerzo de un Madrid trasnochado, alcohólico, disfrutón y hedonista.
El portero que resguardaba el interior se valía con un lacónico: “vengo a comer”. Dentro había spaghetti, embutido o lentejas. Y también grupúsculos de beodos que venían del Ocho y Medio o de cualquier antro de turno con nulas aspiraciones musicales mostrando su falta de talento.
El relevo, ahora, queda en buenas manos: Harvey’s no se irá del barrio y ocupará el éter de lo que en algún momento fue el after más extraño de Madrid.