«Acabamos de terminar la restauración del Palacio de Godoy en Madrid. Calle Bailén». Con estas palabras, acompañadas de una fotografía ilustrativa en Twitter, Esther Andreu –arqueóloga y directora de los trabajos de excavación–, daba por finalizada el pasado 20 de febrero la restauración de los restos de esta obra de Sabatini.
La excavación arqueológica empezó en 2019, cuando se encontraron los restos durante las obras de plaza de España y, según cuenta Andreu a este medio, no ha sido sencilla: «Nos ha llevado mucho tiempo. Era mucho espacio, ha habido que meter máquinas con grúas y poleas para vaciar por dentro, la limpieza ha sido complicada… Y la pandemia también ha influido».
Acabamos de terminar la restauración del Palacio de Godoy en Madrid. Calle Bailén pic.twitter.com/XmMt9vcJ6e
— Esther Andreu (@andreu_esther) February 20, 2022
Una vez terminada la fase de excavación, pudieron empezar a trabajar en la restauración, cuya responsable ha sido Esther Cruz. «Hay que tener en cuenta que el edificio se demolió parcialmente en 1931, y en los años 20-30 se hacían auténticas chapuzas de Pepe Gotera y Otilio», señala Andreu, «había que quitar los cementazos y dejar lo original que se hizo en ese momento».
La labor ha consistido, en gran medida, en la consolidación de los muros (cosiéndolos con varillas por dentro) y en rellenar los huecos de los revocos originarios –que son revestimientos, en este caso de cal– que aún se conservan en las paredes en muchas zonas. Para ello ha sido necesario, también, tratar los muros internamente inyectando biocidas y fungicidas para que no se generen líquenes ni bacterias.
«Ha sido un trabajo muy laborioso y muy lento porque es manual y concienzudo», prosigue la arqueóloga, «pero estamos muy contentos con el resultado, que es magnífico», valora satisfecha al otro lado del teléfono.
La decisión de conservarlo
Andreu, que es una experta en la zona –lleva 30 años realizando trabajos en el entorno de la plaza de Oriente, Bailén o la Cuesta de San Vicente)– sostiene sobre su gremio que «el arqueólogo es el único científico que va destruyendo su materia de trabajo, luego no puede repetirlo«.
«Tiene que ir eligiendo si sigue bajando por un sitio, si no, si puede haber otra cosa debajo, si será más importante o no que lo de arriba… Esa labor del día a día la decide un arqueólogo. Pero una decisión final como qué restos se conservan, si van a imposibilitar una obra o si hay que hacer una conservación para hacerlo visitable la toma siempre la Dirección General de Patrimonio de la comunidad autónoma que corresponda«, explica.
En este caso, fue primeramente el Ayuntamiento de Madrid el que se manifestó favorablemente sobre la conservación de los restos y su museización, cuando la Comunidad aún estaba estudiando y evaluando el informe remitido por las arqueólogas. «Lo ofreció el Ayuntamiento antes y la Comunidad estaba de acuerdo, pero de no haber ocurrido estoy convencida de que la Comunidad hubiese determinado lo mismo», apunta Andreu.
Cambios en el proyecto de plaza de España: el túnel de Bailén
Este ha sido un proceso complicado para la obra de la nueva plaza de España, porque la aparición de los restos del palacio –también denominado del Marqués de Grimaldi– y la decisión de mantenerlos in situ era incompatible con la idea inicial que se había proyectado para la prolongación del túnel de Bailén hasta plaza de España. «Habría destrozado todo el palacio, se lo habría llevado por delante», cuenta Andreu.
Hubo que replantear el proyecto, y la solución que el Ayuntamiento propuso a la Comunidad de Madrid para compatibilizar el mantenimiento de los hallazgos y la construcción del túnel fue cambiar el método constructivo: excavando por debajo de los restos –en lugar de hacerlo desde la superficie, como era la idea original–.
La propuesta consistía en construir por el procedimiento ‘Cut & Cover’ empleando el ‘método belga’. Esto significa, tal y como informa el vídeo del proyecto, que «a ambos lados de los restos se construyen las pantallas del túnel, excavando por debajo de los restos bajo la protección de los micropilotes».
Para ello, explica la arqueóloga, «antes de nada hubo que sujetar todos los restos muy bien y hubo mucho trabajo prácticamente a mano, para que hubiese las menos vibraciones posibles y no afectasen al palacio». Este cambio supuso por un lado un incremento en el tiempo de ejecución y, por otro, un incremento del presupuesto de las obras.
Siguiente paso: musealización de los restos
«Se han recuperado los sótanos y la planta baja. La planta de calle, para que nos hagamos una idea, tiene una altura en los muros de aproximadamente 1 metro y algo, según la zona. Y el sótano se ha conservado perfectamente con las bóvedas. La verdad que ha quedado muy bien, muy bonito», comenta Andreu con orgullo.
Ahora, una vez finalizada la fase de la que se ha encargado el Área de Obras y Equipamientos, le corresponde responsabilizarse de estos restos al Área de Cultura, del que dependerá el proyecto de musealización para exhibirlo al público y adecuarlo al paso de la gente.
Tintero y botellita de agua del Palacio de Godoy. Plaza de España. pic.twitter.com/Gm3NITGI2O
— Esther Andreu (@andreu_esther) February 24, 2022
«La intención es que el público pueda entrar. La capota que se ha construido no solo protege los restos, sino que ocupa un espacio mayor hacia la plaza de Oriente, hacia el sur, y en esa zona es donde se va a hacer un centro de interpretación«, explica la arqueóloga. «Habrá que explicar allí no solo el palacio, sino también todos los restos que han salido –como los arcos de Ferraz, que sacó Miguel Ángel López– y las investigaciones que hemos podido sacar a raíz de las obras», añade.
De momento no se sabe cuándo comenzará el proceso ni cuándo abrirá el futuro centro a la ciudadanía, pero Andreu considera que la pausa en estos casos es positiva. «Puede que lleve tiempo, pero las cosas de patrimonio son delicadas y hay que hacerlas bonitas, bien y lo menos invasivas con los restos. Me parece que va a ser muy importante, la ciudad de Madrid no tiene nada parecido dentro de lo que es el casco de la ciudad y es una ocasión de hacer un trabajo bien hecho«.
Para terminar, se despide haciendo hincapié en la importancia del mantenimiento: «Este tipo de restos que se hacen visitables tienen que tener un mantenimiento, no es una cosa que se haga y ya está. Son siempre delicados en su conservación y ya hay que cuidarlos siempre«, concluye.