La categoría específica de sitios que reciben un nombre por albergar ciertas actividades (pasan los años, desaparecen las actividades y se mantiene el nombre) es una de las disciplinas más interesantes del conocimiento de la odonimia madrileña.
Los ejemplos se cuentan por cientos en calles y plazas y también en espacios como El Retiro, donde el foso de los monos cumplió exactamente con el rol que se espera de su nombre. Era un foso en el que había babuinos.
El foso se integraba en la casa de fieras, que fue desde 1830 hasta 1972 algo así como un zoológico en el que se podían ver desde osos a elefantes pasando por avestruces o leones o, por supuesto, monos.
Los monos estuvieron específicamente en este foso hasta que en 1972 fueron trasladados a la Casa de Campo. Con el paso de los años y la afección de las incidencias climáticas, el terreno fue desgastándose.
¿En qué ha consistido la reforma?
Ahora, con la intención de conservar estos elementos de un Madrid afortunadamente desaparecido, el Ayuntamiento ha invertido casi 150.000€ para conservar las paredes, los suelos y los elementos ornamentales de este espacio.
Borja Carabante, delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, ha dicho que esta actuación se enmarca en la estrategia de «conservar, mantener y recuperar lugares emblemáticos dentro de El Retiro, como la reciente restauración de la Montaña de los Gatos, que está teniendo muy buena acogida por parte de los visitantes del parque».
Adicionalmente y ahondando en los aspectos que se han reformado, el Ayuntamiento informa en una nota de prensa que: “Se han restaurado los suelos utilizando materiales originales y se han ofrecido soluciones constructivas adecuadas para mejorar la estabilidad de los parámetros (enfoscados de paredes con revocos de cal y mallas de fibra de vidrio) para evitar que aparezcan fisuras y grietas”.