Por si fueran pocas las cosas que ver en el parque del Retiro, desde este miércoles el pulmón verde más conocido de la capital suma a su lista de atractivos un «nuevo» monumento. Las comillas se explican porque no se trata de una construcción reciente, sino de una reinauguración: la de la montaña artificial que se levantó en 1817 para satisfacer un capricho de Fernando VII y que ha permanecido casi 20 años cerrada, hasta hoy.
La Montaña de los Gatos –sobrenombre con el que se la conoce por servir de refugio para los gatos que la gente abandonaba o las colonias de felinos de la zona– nació originalmente como un lugar de disfrute privado para el monarca y su familia. Con el tiempo, abrió a la ciudadanía y acogió exposiciones, la última de ellas en 2002: unas filtraciones de agua obligaron a su cierre parcial en 2004 y total en 2005 por motivos de seguridad.
Ahora, tras ocho meses de obras y una inversión de 2,1 millones de euros, el Ayuntamiento de Madrid ha reinaugurado esta joya del siglo XIX. Y haciendo honor a los azulejos sobre la puerta de entrada («Montaña artificial. Sala de exposiciones»), acoge una exposición temporal sobre la propia historia de la Montaña de los Gatos y los trabajos de restauración que se han llevado a cabo en ella. La muestra se puede visitar de 11h a 13h y de 18h a 20h.
Hallazgos durante la restauración de la Montaña de los Gatos
Los trabajos han consistido en resolver los problemas de filtraciones que obligaron a la clausura del monumento –respetando la construcción original de la bóveda–, en restaurar «el trazado interior de la montaña» y renovar «el firme de los caminos que integran este recorrido», explica el Consistorio madrileño, entre otras actuaciones. Además, se han recuperado las cascadas y láminas de agua de los senderos ajardinados que rodean la montaña.
En el proceso, por otro lado, se han producido dos hallazgos arqueológicos. El primero, un viaje de agua que conducía a una noria y que va a permanecer a la vista de los visitantes gracias a una pantalla de cristal. El segundo ha sido la aparición de los contrafuertes originales de la bóveda, que también permanecerán parcialmente visibles.