Es más fácil rendir homenaje público a uno de los poetas más importantes del siglo pasado a través del bautizo de una estación de metro (en pro de evitar futuras confusiones, dicho sea de paso) que vindicando y conservando la casa en la que vivió casi sesenta años.
La casa de Vicente Aleixandre, poeta de la Generación del 27, salió ayer a subasta por un precio de 4.561.650€ (casi mismo precio por el que se puso a la venta la Casa Carvajal), aunque se admiten pujas desde 3,1 millones de euros.
La polémica de la subasta
La decisión no está exenta de polémica y por ser un suceso previsible y casi anunciado no deja de generar malestar en un sector cultural concreto. La Asociación Amigos de Vicente Aleixandre lleva tiempo abogando porque se convirtiera en vivienda protegida para ser centro de estudio y casa de poesía.
La respuesta, que dependía de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la ciudad, ha apelado a la dificultad de declararlo Bien de Interés Cultural –por no tener un teórico valor arquitectónico. Sí que se nombró, no obstante, Bien de Interés Patrimonial.
La casa, a la que también se le conoce como Velintonia y que se ubica en el barrio de Vallehermoso (distrito de Chamberí), fue lugar de residencia de Aleixandre desde 1930 hasta la fecha de su muerte en 1984.
Las características técnicas del lugar apuntan a una parcela de 799m2 y a otros 630m2 habitables que se dividen en tres plantas. Fue aquí donde algunos de los escritores más recordados del siglo pasado se reunieron para acompañar a Vicente Aleixandre en lo que se denomina su exilio interior. Algunos de los nombres son los de Pablo Neruda, Federico García Lorca, Pere Gimferrer o Dámaso Alonso.