Marcelo Settimo, empresario rosarino y fundador de los restaurantes de empanadas argentinas Tita de Buenos Aires, habla y al poner el foco en dos ideas dice una cosa que inmediatamente genera atención en el escuchante: “voy a patentar esta frase”. Lo hace dos veces. La primera fase es que “nuestras empanadas son perfectamente imperfectas” y la segunda es que “la empanada es la evolución del fast food”. De alguna forma, ambas frases sintetizan toda la conversación.
La Tita de Buenos Aires abrió su primer local el 11 de marzo de 2021 –Settimo cita la fecha como quien habla del cumpleaños de un hijo– en Menéndez Pelayo. Y añade que empezaron a abrir restaurantes sistemáticamente. Actualmente tienen cinco, dentro de poco abrirán otros dos y el plan de negocio contempla el crecimiento omnidireccional: fuera de Madrid también hay vida.
¿La referencia? Settimo lo tiene claro y no hace falta preguntárselo para que lo saque a colación: “lo que más valoro de Starbucks es que siempre fue con una idea de marca: nosotros queremos desarrollar la filosofía Tita”.
La filosofía en Tita de Buenos Aires
La filosofía Tita es algo que puede acompañar a una de esas frases que decimos que sintetizaban la conversación: “nuestras empanadas son perfectamente imperfectas”. La perfección nace casi de ese i+D que oculta la receta de cada empanada y la imperfección de la certeza de que no es un producto industrial. Es decir: la irrepetibilidad tiene otros nombres. En este caso, imperfección.
Para conseguir esa previa perfección que define como primer valor a Tita de Buenos Aires es necesario “que todo sea de elaboración propia e inclusive tengamos materia prima que viene de Argentina como la carne”. Otra cosa que resume la filosofía es lo que Settimo define como las tres líneas de producto: empanadas, sándwiches de miga y postres (hasta diez opciones entre las que se encuentran la chocotorta, los alfajores o el tiramisú) en formato individual.
La filosofía de Tita de Buenos Aires varía en función del local, pero Settimo alude a una apelación directa al argentino: “buscamos pegar en el efecto sensorial”. Y eso se consigue desde lo visual (colores celeste y blanco), la música (siempre suena tango) e incluso el nombre (Tita Merello fue un icono de la cultura popular argentina).
La evolución del fast food
Hace unos meses, Ángel Alda publicaba un artículo en eldiario.es hablando o preguntándose por la proliferación de los restaurantes de empanadas. Al plantearle esa cuestión a Settimo, el rosarino expone una teoría: “la empanada es la evolución del fast food”. Si nosotros nos referíamos al boom de las empanadas en Madrid, él lo amplía al mundo: “vivíamos en Estados Unidos y ahí ya se veía el éxito de las empanadas argentinas”.
El empresario traza una cronología de la empanada: empieza con la hamburguesa y el perrito caliente y “para mí es la evolución porque tienes para todos los gustos”. La empanada, añade, es un alimento popularmente pensado para el obrero que no tenía tiempo para sentarse a comer. Dice que en “un mundo en el que la gente destina menos tiempo a las comidas (salvo en España, por suerte), las empanadas vinieron a cubrir esa necesidad”.
La empanada entonces es ese alimento que cubre una necesidad, incluso la del propio Marcelo Settimo, que dice que “yo como empanadas todos los días, anche los fines de semana”. Como para no fiarse de la calidad.