Qué lejos quedó aquel experimento por el que los tornos del metro permanecían siempre abiertos (y se cerraban en tus narices si intentabas colarte). Casi un año después estamos en un mundo opuesto donde los accesos se bloquearán solos para no superar el aforo permitido durante la desescalada.
En la progresiva entrada a la «nueva normalidad», el suburbano funcionará, como máximo, para el 45% de sus pasajeros habituales, si bien la Consejería de Transportes planteaba reducirla hasta el 30% antes de que el Gobierno regulase este asunto. En cualquier caso, la afluencia de viajeros estará controlada para asegurar que se respete la distancia de seguridad en pasillos, andenes y vagones.
Metro de Madrid trabaja ya en mapear toda la red subterránea para estudiar el uso del metro por parte de los madrileños: entradas, transbordos, esperas en el andén, salidas… El objetivo no es otro que anticiparse a las aglomeraciones en potencia e idear mecanismos para atajarlas con facilidad.
Entre estas medidas llama la atención el bloqueo automático de tornos en determinadas estaciones y durante una duración limitada. Los usuarios recibirán avisos por megafonía, mensajes en las pantallas y notificaciones en el móvil (a través de la app de Metro de Madrid) para no darse de bruces con un acceso cerrado de repente.
La restricción se producirá primero en estaciones estratégicas y en horarios determinados al comienzo de la fase 2 de la desescalada, para después extenderse a toda la red suburbana en la fase 3.
El sistema propio de medición del metro permite estimar cuándo se va a sobrepasar la capacidad, lo que facilita actuar con antelación. Además, esta tecnología comprueba el aforo cada 10 o 15 minutos.
Desde el 4 de mayo el uso de la mascarilla es obligatorio en el transporte público. Además, la Consejería de Transportes está barajando reservar la hora punta a viajes por trabajo y para ir al médico.
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