Las cervezas artesanas se hacen añicos, estallan y disparan su espuma contra el techo de la emoción. Todavía no se creen que haya un festival dedicado en exclusiva a ellas. Tras años luchando contra la tiranía del malvado Mahou por fin ha llegado el Beerfest Madrid para plantarle cara, creando un equilibrio cervecero en Madrid.
El Beerfest dio comienzo el 22 de septiembre en La Tape (San Bernardo, 88) y Madridistinto estuvo en el epicentro del moderneo madrileño para contároslo. Nada más llegar nos metimos entre camisas estampadas de bicicletas y gafas de pasta para asistir a un debate entre blogs de cerveza y blogs de gastronomía. Realmente lo pasamos mal, ya que estar escuchando durante una hora y media la palabra “cerveza” y tener las manos vacías es duro. Homer Simpson por menos de esto hubiera matado.
Igualmente, los bloggers de Madridistinto disfrutamos del intenso debate entre dos rivales con una enemistad más vieja que la del Coyote y el Correcaminos: la cerveza y el vino. De todos los conceptos que escuchamos nos quedamos con el de “vinificación de la cerveza”. Si algo nos quedó claro en hora y media de intervenciones es que la cerveza quiere ser el nuevo vino y los nuevos restaurantes quieren que sus clientes prueben cosas nuevas y se atrevan a pedir algo más allá de una simple caña.
La guerra entre el vino y la cerveza se avecina, aunque es cierto que equiparar el vino a la cerveza es como comparar a la reina madre con la princesa del pueblo. Cada uno tiene sus virtudes, pero no son lo mismo. Por si fuera poco hubo momento Sálvame y casi se inicia una disputa entre unos cerveceros autóctonos y uno de los bloggers. Ríete tú de las trifulcas vinícolas de Gran Reserva.
En Madridistinto fuimos pitonisas hace tiempo y ya informamos de las mejores cervezas artesanas. Se acabó lo de comprar latas recién sacadas de la alcantarilla. A partir de ahora hay que consumir producto autóctono y ser capaces de ser unos low-cost sumilleres, que distinguen entre una Malasaña y una Virgen.
Después del “cebado” debate probamos la cerveza oficial, la “DJ Session”, más amarga de lo normal, aunque con ese nombre parece una cerveza para la Joy Eslava y no para los bares de barrio. El culmen de la visita acabó con un tasting, al que quizá le faltó un poco de eating, ya que La Tape se tomó demasiado en serio aquello de “lo bueno si es breve, dos veces bueno”. Llegamos a probar saquitos de morcilla y un hummus, que nos dejaron muy buen sabor de boca.
En definitiva, os animamos a que os paséis por este templo de la cebada que organizará distintos eventos hasta el 4 de octubre. Nosotros tenemos claro que no vamos a faltar al maridaje de cervezas de abadía con dulces de convento. ¡Tiembla Sor Beer!