El bosque finlandés de abedules, chopos y abetos de Rascafría es el entorno perfecto al que escapar cuando los paseos por la Casa de Campo o El Retiro empiezan a quedarse cortos. Acostumbrados al paisaje de las dehesas y pinares más típicos de Madrid, ir del centro hacia la Sierra Norte es para la vista como haber recorrido miles de kilómetros, cuando, en realidad, solo ha sido dos horas en autobús desde Plaza Castilla.
El paraje tiene los colores propios que los árboles de hoja caduca brindan a cada estación. Este bello proceso le une en tonalidades con el popular (y muy protegido) Hayedo de Montejo de la sierra del Rincón, pero la ventaja del bosque finlandés es que no tiene restricciones para recorrerlo.
Otro de los alicientes de esta ruta de senderismo es precisamente que cada tres meses tiene un encanto diferente: en otoño, el dorado de las hojas a punto de caerse; en invierno suele estar nevado; en primavera, el baño de verde llega después del frío y en verano es más refrescante que una sandía fresca. Puede que no sorprenda, pero Rascafría es uno de los pueblos más fríos de la Comunidad de Madrid, en cualquier época del año.
Cómo llegar al bosque finlandés
El camino es corto, llano, perfecto para ir con niños, desde el monasterio al lago hay unos 400 m y después se puede continuar siguiendo el río hasta Rascafría. En total, ida y vuelta desde el pueblo son alrededor de 4 km. El pequeño embalse tiene un embarcadero y una cabaña donde se repiten las fotos, está a la izquierda tras cruzar el Puente del Perdón. Desde aquí, siguiendo el camino recto, se puede hacer una caminata más larga, de unos 10 km, hasta la cascada del Purgatorio.
La ruta está trazada por los antiguos monjes cartujos que vivieron aquí desde finales del siglo XIV hasta 1954, e hicieron el denominado Camino del Papel, porque de estos árboles se fabricaban las densas hojas de los antiguos libros (según algunas fuentes, aquí se realizaron los primeros ejemplares de El Quijote).