Bajo una marquesina art nouveau se pueden ver, como desde hace 27 años, las películas en cartelera de los Cines Conde Duque de Alberto Aguilera: Minions: el origen de Gru, Jurassic World: Dominion, La batalla del lago Changjing, Downtown Abbey: una nueva era, El milagro del Padre Stu, Doctor Strange en el multiverso de la locura y Vivo. Y tras casi tres décadas, esos títulos serán los últimos que proyecten los emblemáticos cines de Chamberí antes de echar el cierre el lunes 18 de julio, junto a sus homónimos en Santa Engracia.
La noticia ha sido anunciada por la promotora de los Cines Verdi, que gestiona los Conde Duque desde 2016 y fue la encargada de introducir en el catálogo las proyecciones en versión original subtitulada. Estos dos cierres se suman, por otro lado, al de los Cines Conde Duque de Goya 67, que tuvo lugar en 2020.
La empresa ha hecho pública la noticia a través de un comunicado difundido este martes, en el que agradecía «de corazón» la fidelidad de sus espectadores e informaba de que reforzará su programación en los Cines Verdi (Bravo Murillo, 28), «muy cerquita de ambos cines», para que sigan «disfrutando del mejor cine de estreno» y de sus «sesiones especiales semanales favoritas».
La información se dirigía a los espectadores y espectadoras del barrio de la siguiente forma: «Querido espectador/a de los Cines Conde Duque Santa Engracia y Alberto Aguilera: Nos da mucha tristeza comunicarte que a partir de este próximo lunes 18 de julio ambos cines cierran sus puertas tras una decisión muy meditada y dolorosa por parte de todo el equipo que gestionamos estas emblemáticas salas desde hace tantos años y que han sido tu refugio cinéfilo semanal en el barrio».
Los motivos del cierre
Susana lleva trabajando 22 años en los Cines Conde Duque de Alberto Aguilera, prácticamente desde su apertura en el año 1995. Cuenta a este medio que la empresa informó a los trabajadores del cierre hace una semana, una noticia que no les ha cogido –del todo– por sorpresa: «Las cosas no iban muy bien, pero dices venga, a ver si aguantamos un poco más. Es una cuestión de dinero, así que han aguantado lo que han podido pero en algún momento tienen que decir que hasta aquí, nos guste más o nos guste menos».
En ese sentido, la pandemia ha supuesto un golpe duro para los cines: «La empresa esperaba remontar, que la gente empezara a venir… Yo creo que hace 15 días todavía había gente que me decía que era la primera vez que venía después de que nos hubiesen encerrado en pandemia«. Uno de sus compañeros lo respalda: «La gente que más acudía era gente mayor y con la pandemia han sido los que más han dejado de venir. Se redujo muchísimo el público: si del 50% que venía se reduce a un 20%… pues adiós».
A ese motivo, no obstante, se suman otros: «Estos cines son un poco particulares, no son de películas muy comerciales. Eso también reduce el público, por ejemplo no viene mucha gente joven, y llega un momento en el que no se puede hacer otra cosa», comenta con cierta resignación. «Y eso que llevábamos desde 2010 sin subir el precio de taquilla, pero no podemos competir con otros cines más grandes o con complejos«, explica Susana.
Ahora entre los trabajadores hay cierta inquietud ante la incertidumbre por su futuro, algo que comentan mientras salen a la entrada de los cines a fumar: «A ver si encontramos un nuevo trabajo pronto… O más que pronto, que sea bueno», comenta uno de ellos. «Tenía más o menos organizado el verano e iba pensando en lo que se piensa siempre cuando te vas de vacaciones, que van a durar poco. Y de repente dices Dios, voy a tener vacaciones indefinidas… Con la de problemas que llevan las indefiniciones», dice Susana.
Pese a todo, intenta quedarse con lo bueno: «Intentas quedarte con que hemos trabajado bien, nos hemos llevado bien con los compañeros y hemos disfrutado del cine… Nos vamos con ese sabor de boca», añade.
Un cine en el barrio desde 1995
Otro futuro que está en el aire, una vez cierre el próximo lunes, es el de los propios cines. Según cuentan los trabajadores a Madrid Secreto, «Tienen intención de vendérselo a cualquiera, no es que cierren y luego venga otra empresa para hacerse cargo de ello. Quizá abra como una tienda o un supermercado.»
Esa suerte es precisamente la que han corrido otros cines del barrio, entre ellos el Roxy en la calle Fuencarral, convertidos en supermercados de grandes cadenas. Actualmente, en el barrio aún quedan en pie los Cines Paz, los Proyecciones, los Palafox –convertidos hoy en cines de lujo– y el Pequeño Cine Estudio. «Además es que el nuestro es un cine muy bonito. Espero que al menos conserven y respeten esos detalles», añade Susana.
Con un recorrido de casi treinta años a sus espaldas, los Cines Conde Duque han visto cambiar el barrio durante décadas solo con asomarse al otro lado de la calle. Los negocios que se instalaban frente a ellos han ido cambiando con el tiempo y desde la acera de enfrente han visto pasar desde bancos hasta una juguetería electrónica, una tienda de artículos para el hogar y regalos o un gimnasio. Pero a partir del próximo 18 de julio, serán los cines los que dejen de ser testigos de esos cambios para convertirse, tristemente, en uno de sus protagonistas.