Una copa de vino sobre la mesa y una tabla de quesos recién cortada en la charcutería situada un metro más allá. En este bar que también es tienda, que lo mismo emplata que despacha, la barra y el mostrador son la misma cosa: una superficie que aúna lo mejor de la taberna y del mercado.
La Franchutería (calle de Vallehermoso, 52) es una idea que se sostiene sobre la proximidad: en la del trato con los clientes, vecinos eternos de Chamberí, y en la del producto. Todo lo que aquí se sirve procede de pequeños productores de España y Francia, y todo puede comprarse al peso y llevarse a casa.
Detrás del proyecto están Alex y Laura, dos franceses de corazón madrileño. Su amor común por el buen comer los condujo a inaugurar un espacio, el suyo propio, donde poner los sabores artesanos (sus favoritos) sobre la mesa. Ni una marca industrial se ve por La Franchutería. Para beber: cola valenciana, cerveza artesana y vino independiente.
Estos «franchutes» sirven tablas de embutidos a medida. Es lo que tiene cortar los ingredientes allí mismo, en el mostrador. Y en los platos cohabitan ibéricos de Guijuelo, quesos de leche cruda y los rilettes de pato, una carne mechada muy francesa pero que traen de una granja palentina.
De buena mañana sirven también un brunch sabroso, variado y de altísima calidad que incluye bebida caliente, zumo natural, repostería casera, yogur ecológico, quiche y, por supuesto, se puede elegir entre una tabla individual de embutido y Croq’Monsieur por un precio más que justo: 14,50€.
Algunas cejas se levantan con escepticismo. Pero Alex y Laura no dejan escapar ni una oportunidad de dar a conocer a quienes tienen dudas los productos por los que ellos apuestan. Un trocito de queso y un poquito de jamón y se meten a cualquier incrédulo en el bolsillo.
Las tostas, el Croq’Monsieur y el pan de masa madre para hundir en el camembert al horno se hornean en el obrador de Vanille Bakery Lab, otro comercio local de Chamberí. Y la repostería se hace en casa. La vida madrileña es el motor de La Franchutería: el ambiente, la confianza entre vecinos, aseguran Alex y Laura, no serían posibles en ningún otro lugar.
Fotos: La Franchutería