Creía que lo había visto todo de Madrid, de verdad. He estado en las terrazas más recomendadas y he visto las mejores puestas de sol que la capital puede regalar. Me he movido en toda clase de ambientes: desde tabernas cutres a gastrobares pero nunca he encontrado un lugar en el que pueda decir: este es EL SITIO.
Hasta que conocí Platea Madrid.
Esa amiga cool que todos tenemos fue a la inauguración y se enamoró de este multiespacio gastronómico; tanto que me dio la lata con que tenía que ir, que me iba a encantar. Justo se celebraba Platea Electrónica, que consistía en una sesión de DJs ininterrumpida de 8 de la tarde hasta medianoche. Lo pasé mejor que cualquier sábado encerrada en una discoteca ya que si me cansaba de bailar, podía pararme a degustar un vermut o una tapa gourmet y continuar. No solo el sitio es alucinante, sino que los establecimientos ofrecen la mejor gastronomía que se puede pedir.
Las horas se me pasaron volando y cuando quise darme cuenta, el espectáculo había terminado. No pasa nada, tiene varias plantas, cada cual más estilosa que la anterior. Me he vuelto a pasar un par de veces más desde aquella noche y cada vez la veo más concurrida, se está convirtiendo en un must de la noche madrileña. Hay formas y formas de vivir nuestra nightlife y quien sabe hacerlo en condiciones, calienta motores en Platea Madrid, doy fe de ello.
Si os encanta la música electrónica, que es lo que ahora está de moda, tengo buenas y malas noticias que daros. Las buenas son que estas sesiones se celebra dos veces por mes, las malas es que este domingo será la última oportunidad que tengamos para disfrutar de este doble placer: musical y culinario.
Esto significa que el sitio va a completar el aforo y que existe la posibilidad de que te quedes fuera. Para no correr riesgos, yo de vosotros me descargaría la app Fever y me apuntaría al plan Platea Electrónica, ya que os garantiza un sitio en esta fiesta vespertina y os quitáis de esperar colas insufribles. Además, con ellos la entrada es GRATIS, precio que creo que no está nada mal para tratarse del lugar más exclusivo de la capital ¿Verdad?