“Se compran recuerdos falsos para memorias llevaderas”, escribía el otro día en la red social X la escritora argentina Valeria Fiz. La nostalgia es posiblemente el elemento más tramposo de la imaginación. Lo que hoy echamos de más quizás mañana lo echaremos de menos. Los restaurantes de poke, las tiendas piratas de chucherías o los establecimientos que solo venden carcasas.
Este fin de semana preguntábamos a nuestra audiencia de Facebook por aquellos negocios que se echaban de menos en la ciudad: como para construir una memoria colectiva de Madrid (sin esa ambición) al modo en el que los coros aparecen en las tragedias griegas.
Lo normal para un establecimiento, como lo es para una vida humana, es su cierre. Por eso existen apenas un puñado de negocios centenarios en Madrid.
El resumen de la publicación, podría decirse, es que Madrid es un lugar más hostil y que como cantaba Carlos Goñi y reza el refranero: “cualquier tiempo pasado siempre fue mejor” por mucho que el abanderamiento neoliberal sea que Madrid está en el mejor de sus momentos.
El resumen, decía, podría ser que el centro se centrocomercializado. Que hace treinta años (o veinte o cuarenta o diez) entrar a comprar algo en un establecimiento cualquiera del centro no era sinónimo de sentirse timado.
Y ahí la Gran Vía funciona como epitome de todo. Los cines cambian por musicales (que son más rentables) y los hoteles, Airbnb’s y negocios orientados al turismo sustituyen a lo que algún día bautizamos como negocios de toda la vida.
Los negocios que más echan de menos los madrileños
- Ferpal (y sus sándwiches)
- La Cruz Blanca de Goya
- Almacenes SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos) en Gran Vía
- Cafetería Manila
- Discoteca Xenon
- Cambalache de Moncloa
- La Sala El Junco
- El templo del Gato
- Madrid Rock
- Las tiendas de los VIPS
- Los cines de Gran Vía
- El Palentino
- Hard Rock Café de Colón
- La multitienda Musgo
- Sala RKO
- Taberna La Escondía
- La tienda de Muñecas Asi en Gran Vía
- Restaurante Jockey
- El restaurante chino de plaza España
- El Mercado de Fuencarral