El suburbano madrileño esconde una serie de tesoros a lo largo de sus casi 300 kilómetros de extensión. Tesoros de un valor histórico y cultural que ahora la Comunidad de Madrid quiere poner en valor mediante el lanzamiento del Pasaporte de los Museos de Metro.
De esta manera, Metro pone a disposición de cualquier usuario dicho pasaporte, que se podrá conseguir en la estación de Chamberí, en la Nave de Motores o en la exposición de trenes históricos de Chamartín. A partir de ahí, se podrá visitar el resto de espacios que componen las ocho joyas museísticas del Metro: el vestíbulo de Pacífico, el Museo de la estación de Gran Vía, el vestíbulo de Tirso de Molina, el Centro Paleontológico de Carpetana y el Museo de los Caños del Peral de la estación de Ópera.
La iniciativa se ha presentado hoy en la estación de Chamberí, y en un comunicado el Gobierno regional ha manifestado que «se trata de un producto con el que el suburbano propone al viajero una ruta cultural por sus ocho principales joyas, que forman parte de la historia de la capital de los últimos cien años».
Una ruta cultural que tiene premio
La mecánica por la que se rige este pasaporte es la siguiente, según ha explicado en la presentación el viceconsejero de Transportes e Infraestructuras, Carlos Díaz-Pache: «Metro pondrá un sello por cada una de las visitas realizadas, pudiendo rubricar directamente en los siguientes espacios: Nave de Motores, Chamberí y la exposición de trenes históricos de Chamartín».
Para el resto de espacios, ha indicado el viceconsejero, deberá hacerse un autorretrato con el móvil donde se vea claramente qué han visitado: el vestíbulo de Pacífico, el vestíbulo de Tirso de Molina, Museo de Gran Vía, el yacimiento Paleontológico de Carpetana y Museo de los Caños del Peral en Ópera.
Es importante tener en cuenta que, para la estación de Chamberí, Nave de Motores, vestíbulo de Pacífico, Museo de Caños del Peral y exposición de Trenes de Chamartín, será imprescindible reservar previamente a través de la web de Metro. Una vez los visitantes hayan terminado toda la ruta cultural, en las tiendas de Metro de Sol y plaza de Castilla podrán presentar su documento debidamente sellado y, a cambio, recibirán un obsequio.
Los espacios visitables
Una de las paradas de esta ruta es la estación de Chamberí, diseñada por el arquitecto Antonio Palacios –arquitecto del que se están recuperando algunas obras como el tótem de Cuatro Caminos, aunque otras como las Cocheras de Cuatro Caminos se han perdido para siempre–. La estación se conserva tal y como estaba justo antes de su cierre en el año 1966, y uno de sus grandes atractivos son los carteles publicitarios de los andenes originales de los años 20.
La Nave de Motores de Pacífico es otra de las paradas que se incluyen en el recorrido: se construyó entre 1922 y 1923 y alberga tres grandes motores diésel que generaban y transformaban la energía con la que funcionaban los trenes en aquellos años. A esta se suma la exposición de trenes históricos de Chamartín, con convoyes antiguos restaurados desde la época de los inicios de la empresa o el vestíbulo de Tirso de Molina, un fiel reflejo de cómo era el suburbano de la capital en los años 20.
Finalmente, las paradas más desconocidas que propone esta ruta son el Museo de la estación de Gran Vía –donde se exponen los restos encontrados durante las obras de remodelación–, el antiguo vestíbulo de Pacífico –que ha conservado el aspecto en el que se encontraba en 1923–, la recreación de la histórica fuente de los Caños del Peral en Ópera y el conjunto arqueológico que se puede visitar en Carpetana.