La plaza de Colón es un importante punto neurálgico de la capital. Conecta los paseos de la Castellana y Recoletos con las calles de Génova y Goya y está delimitada por importantes edificios como la Biblioteca Nacional, el Museo Arqueológico, las siempre-bajo-construcción Torres de Colón de Antonio Lamela y el Axis de Norman Foster. Y sin embargo, su decoración ornamental es, como poco, curiosa.
La cabeza de Julia de Jaume Plensa, el enorme monumento de hormigón al “descubrimiento de América” (convertido desde hace años en lugar de encuentro de skaters), la descomunal estatua a Colón en medio de una rotonda y la similar a Blas de Lezo, la Mujer con espejo de Botero, el ancla conmemorativo al cartógrafo Jorge Juan, las meninas de fibra de vidrio semi-publicitarias que colocan todos los años, la bandera de España más grande del país…
Las esculturas y elementos decorativos de la plaza de Colón son siempre objetos de burla y descontento ciudadano mientras están presentes. Pero ay, cuando se van. Hoy lamentamos la pérdida de una de las más feas y queridas figuras de la plaza: la rana del casino Gran Madrid.
La historia de la rana gigante
La rana gigante de la suerte fue instalada en abril de 2014 frente al casino y el Museo de Cera. La obra se instaló en agradecimiento al Ayuntamiento de Madrid, que había permitido que volviera a abrir un casino en la ciudad noventa años después de que cerrara el último. El autor de la misma fue Eladio de Mora o dEmo, un original artista conocido por sus gigantes osos de gominola en rotondas o por inundar las fuentes madrileñas de patos de goma en 2008.
El anfibio, de 4 metros de altura y estómago lleno de tatuajes con símbolos de la suerte, fue inaugurado como si de un gran evento se tratara. La presentadora Carme Chaparro presentó la nueva escultura y el actor Paco León fue el encargado de besarla con los labios pintados, como si de un príncipe encantado se tratara. La rana, que tenía permiso para quedarse en esa acera del paseo de Recoletos durante un año, se convirtió en una parada esencial en el ya de por sí photocall gigante que es la plaza de Colón. El consistorio fue concediendo permisos anuales para que permaneciera en su sitio hasta el año 2021.
El Concejal del distrito Centro, entonces el popular José Fernández, ordenó su desmontaje ese mismo año. Sin embargo, los dueños de la rana desoyeron los dos informes técnicos con los cuales el Ayuntamiento había rechazado la prórroga y se negaron a desalojar los 15,75m2 de vía pública que ocupa la escultura.
Periplo judicial
Así comenzó una larga odisea judicial que comenzó en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo núm. 3 de Madrid, que declaró en diciembre de 2022 que “no existe un derecho preexistente a la ocupación de la vía pública de forma permanente”, tal y como resume el periódico eldiario.es en este artículo. El casino recurrió y llevó su causa al Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Y ahí… la suerte no sonrió a la rana de la fortuna.
La decisión del tribunal dejó claro que la ley estatal decreta un periodo máximo en el que una escultura así puede permanecer en la calle, y que “en este caso ya había sido ampliamente rebasado”.
Los argumentos del equipo de defensa de la rana, como que la figura era obra de “uno de los creadores más originales del panorama artístico español”, fueron rechazados por el juez. El dictamen final estableció que el casino debía pagar el coste de los gastos procesales de la segunda instancia hasta un máximo de 2.000 euros, así como retirar la escultura. Sin embargo, siempre queda la posibilidad de intentar apelar al recurso de casación ante el Tribunal Supremo para salvar la rana.