El Templo de Debod es sin duda uno de los lugares más emblemáticos de Madrid. Como tantos otros rincones de la ciudad que logran transportar a sus visitantes a diferentes lugares del mundo, este tesoro de la cultura egipcia de más de 2.000 años constituye todo un viaje a su país de origen. Fue precisamente el Gobierno de Egipto el que regaló el monumento a España tras su colaboración en el rescate arqueológico de los templos del valle de Nubia organizado por la UNESCO. La integridad de estos peligraba debido a las inundaciones de la presa de Asuán y su traslado fue efectuado piedra por piedra alrededor de 1972.
Dada su ubicación, en el parque del Cuartel de la Montaña, sus inmediaciones ofrecen unas vistas privilegiadas de la ciudad, desde donde puede observarse uno de los mejores atardeceres de Madrid y también de toda España. No obstante, la localización actual del templo también supone un inconveniente. Al tratarse de un monumento al aire libre está expuesto a los fenómenos meteorológicos, que le han causado estragos tanto externa como internamente.
Si bien hay desperfectos que son irreversibles, las nuevas tecnologías han desarrollado herramientas que permiten la reconstrucción digital de esta joya arquitectónica en su estado original, el de hace 20 siglos. Este es precisamente el propósito de la iniciativa escond.es, un proyecto de Memoria de Madrid que recrea en 3D diversas piezas del patrimonio histórico madrileño. A través de la web municipal, puede hacerse un recorrido virtual por la capilla de Adijalamani, el núcleo primitivo del Templo de Debod. Los restos de su decoración, repleta de pinturas que cubrían tanto las paredes como el techo, se perdieron en el siglo XX debido a los efectos de las mencionadas inundaciones.
El debate sobre cubrir el templo
Aunque la climatología madrileña no fue la culpable de la pérdida del patrimonio pictórico de la capilla Adijalamani, la conservación actual del Templo de Debod ha sido objeto de debate en varias ocasiones. A principios del 2020, el egiptólogo Zahi Hawass fue testigo del deterioro del monumento y mostró su indignación ante las carencias en lo que respecta a su conservación. A sus reproches por la preservación indebida de la pieza se sumó Rania Al-Mashat, ministra de Turismo y Arquitectura de Egipto, que se dirigió a las autoridades españolas en una carta oficial.
El Ayuntamiento de Madrid declaró en aquel momento su intención de poner remedio a la situación valorando diversas propuestas para conservar el templo sin tener que recurrir a su traslado a algún museo. La medida que más se ha barajado en los últimos años, propuesta ya en 2007 por la UNESCO, es la de cubrir el templo con algún tipo de estructura acristalada.
De hecho, en el pleno del 24 de febrero de 2020 se acordó la convocatoria de un concurso de ideas a partir de 2021 con el objetivo de esclarecer la solución más adecuada. No obstante, el proyecto debe ir precedido por la elaboración de un diagnóstico sobre el estado del monumento. Tal y como confirmaron fuentes del Área de Cultura, Turismo y Deportes a La Razón, se prevé que la Dirección General de Patrimonio Cultural concluya dicho informe antes de que termine el 2022 para decidir el futuro de uno de los elementos más icónicos de Madrid.