“Lo que siempre recordaré de esta casa es que tras la puerta de una urbanización me encontré un templo griego”, esta es la última frase que dice al respecto de la Casa Hemeroscopium una de las presentadoras del documental The world’s most extraordinary homes (2017) al abandonar el lugar.
Un templo griego que tiene ecos divinos: su construcción duró tan solo siete días.
La Casa Hemeroscopium, que en griego significa algo así como lugar (mental) en el que se pone el sol, es la casa a la que le llegan las cartas al arquitecto Antón García Abril, habitante de su obra.
La estructura de la casa
Y su gran peculiaridad es ese componente casi eugenésico y con resonancias de la divinidad. La casa se pensó en tres años y se levantó en una semana. Hormigón, vidrio y acero es casi lo único que hizo falta para erigir una vivienda que data de 2008, que está en Las Rozas y que mide 400m2.
Un hecho que funciona como presunta respuesta algo que nadie aquí ha preguntado y que suena a anuncio publicitario de baja creatividad: ¿quién dijo que una casa prefabricada tiene que ser cutre?
Si lo ha dicho alguien, en el caso de la Casa Hemeroscopium importa poco porque la BBC (en un documental que distribuye Netflix) se fijó en ella para reivindicarla. Y para elogiar una estructura pensada en dos plantas: una (comedor, salón y cocina) y otra (domitorios). Y un factor visualmente atractivo: una piscina flotante ubicada en una viga con forma de u.
“Siete elementos en total. El diseño de sus uniones responde a su naturaleza constructiva, a sus fuerzas; y sus tensiones expresan la condición estructural que tienen. Por la forma en que se establece esta estructura, la casa se vuelve aérea, ligera, transparente y el espacio mantenido en el interior fluye con vida”, es la definición que da al proyecto la web de Ensamble Studio, del que es cofundador Antón García Abril.
El brutalismo y la Casa Hemeroscopium
La Casa Hemeroscopium bien puede responder también a la pregunta de qué es el brutalismo. O quizás no. Aunque poco importa. Importa, quizás, cómo los materiales de la arquitectura son ecos de su geología, su historia o la apariencia del lugar.
Es algo que pudo definir bien el pintor y escultor canario César Manrique cuando dijo: “Por eso quise regresar y poner en evidencia, como poniéndole un paspartú o un marco, para que la gente se diera cuenta de la gran potencia plástica y bella de la isla. Y lo he podido lograr. La gente ha podido entender perfectamente la enorme belleza de una piedra, de una tunera, hasta la belleza de un camello”.
La belleza de Madrid, entonces, podría residir en el hormigón. Y los mayores exponentes de su arquitectura serían edificios privados al público: las Torres Blancas, la Casa Carvajal o el Edificio Princesa.